Objeto
El Concepto de Operaciones Navales (COPNAV) tiene por objeto servir de guía para el empleo de la Fuerza Naval, tanto en la fase de planeamiento como en la de ejecución de operaciones, ya sea en el ámbito específico, en el conjunto o en el combinado; y, en general, dar a conocer sus formas de actuación a aquellos actores con los que pueda operar.
Derivado de este objetivo, el COPNAV sirve para orientar:
Necesidad
Como se explicará detalladamente en el capítulo 3, la Fuerza Naval es el conjunto de medios humanos y materiales, agrupados y organizados, con el cometido principal de realizar operaciones militares en y desde la mar. Se integra en la estructura operativa de las Fuerzas Armadas, y aporta sus capacidades específicas a la fuerza conjunta que se determine para la ejecución de las operaciones militares que le sean encomendadas, como único medio para su empleo operativo.
El COPNAV responde, entre otros objetivos, a la responsabilidad del AJEMA de “asesorar al Jefe del Estado Mayor de la Defensa en el empleo de las unidades de la Armada”
Para ejercer la acción conjunta, principio básico de actuación de las Fuerzas Armadas, se requiere un profundo conocimiento de las capacidades de los Ejércitos y de la Armada. Se hace pues necesario disponer de una guía que oriente sobre el empleo de las unidades de la Fuerza Naval. El COPNAV responde así a la responsabilidad del AJEMA de “asesorar al Jefe del Estado Mayor de la Defensa en el empleo de las unidades de la Armada”. (Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional. Artículo 13.3.d). PDC-01, Cap.2, Aptdo. 11).
El conocimiento de las capacidades específicas de la Fuerza Naval y su forma de actuación es, asimismo, especialmente importante dado el carácter marítimo de España, el número creciente de actividades ilícitas o criminales que se desarrollan en el espacio marítimo, y las posibilidades estratégicas que ofrece el entorno marítimo para las operaciones expedicionarias en defensa de los intereses nacionales.
Contenido
Este documento está estructurado en cinco capítulos secuenciales, que son complementados por anexos.
Este primer capítulo, “Introducción”, proporciona el objeto del COPNAV, explica su necesidad y da una visión general del documento.
El segundo capítulo se dedica al “Marco de actuación de la Fuerza Naval”, y presenta sus principales condicionantes: por ser componente de las Fuerzas Armadas, por la influencia del entorno estratégico actual y, por último, por las particularidades del medio marítimo.
El papel central que desempeña “la Fuerza Naval” en todo el documento hace necesario dedicarle el tercer capítulo, en el que se explica qué es y cuáles son sus características específicas. Además, se definen y explican los principios que han de orientar las operaciones navales.
En el capítulo cuarto se identifican las cuatro misiones genéricas o roles que concretan las opciones de “empleo de la Fuerza Naval”: la Disuasión y Defensa, la Gestión de Crisis, la Seguridad Marítima y la Proyección Exterior.
El capítulo quinto detalla los cometidos operativos que permiten llevar a cabo las misiones genéricas, así como los “posibilitadores” de estos cometidos. En él se analizan, para cada cometido, cuáles son las distintas operaciones que puede realizar la Fuerza Naval, cómo contribuyen a la acción conjunta, y qué medios son más adecuados para cada opción operativa.
Por último, los anexos incluyen una somera descripción de los medios con los que cuenta la Fuerza Naval española, su contribución a la acción conjunta, los posibles escenarios de actuación, una referencia a los niveles de alistamiento que pueden tener las unidades y el listado de acrónimos empleados.
Vigencia
El COPNAV recoge la respuesta de la Armada a la situación estratégica actual y a su evolución previsible, y debería ser revisado cada cinco años. No obstante, en caso de que se produjese una modificación sustancial de cualquiera de las variables que configuran esta situación, se podría considerar su revisión parcial.
Marco de empleo de las Fuerzas Armadas
La Armada y, como elemento fundamental de ella, su Fuerza Naval, forman parte de las Fuerzas Armadas y, por tanto, del conjunto de instrumentos de los que dispone el Estado para garantizar nuestra Seguridad y Defensa. En este sentido, se puede decir que contribuye a alcanzar los objetivos estratégicos que se establezcan para la protección y fomento de nuestros intereses nacionales.
La Armada, junto con el Ejército de Tierra y el Ejército del Aire, tiene como misión constitucional “garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Esta misión se desarrolla en la Ley Orgánica 05/2005 de la Defensa Nacional, donde se establece que:
Asimismo, la citada Ley Orgánica contempla los tipos de operaciones que pueden realizar las Fuerzas Armadas, “tanto en territorio nacional como en el exterior, que pueden conducir a acciones de prevención de conflictos o disuasión, de mantenimientode la paz, actuaciones en situaciones de crisis y, en su caso, de respuesta a una agresión”.
Por su parte, la Directiva de Defensa Nacional 2012 (DDN), que refuerza los aspectos más importantes de la defensa nacional en el contexto actual, subraya la necesidad de coordinar los instrumentos en manos de los diferentes departamentos ministeriales con el objetivo de lograr mayor eficacia en un momento de limitada disposición de recursos. Asimismo, destaca la necesidad de asegurar una España fuerte, que permita mantener la influencia necesaria en el escenario internacional para contribuir a la estabilidad y garantizar la defensa del territorio nacional, de la población y de los intereses de España.
La DDN subraya la necesidad de coordinar los instrumentos en manos de los departamentos con el objetivo de lograr mayor eficacia en un momento de limitada disposición de recursos.
En este orden de ideas, la DDN subraya la necesidad de “priorizar y preservar el grado de disponibilidad de las capacidades de las Fuerzas Armadas para:
Por su parte, la publicación “Acción Conjunta de las Fuerzas Armadas” (PDC-01) establece las líneas de acción estratégico militares para el empleo de las Fuerzas Armadas: contribución militar a la disuasión y prevención de conflictos, el mantenimiento de la paz, actuaciones en situaciones de crisis y, en su caso, la respuesta a una posible agresión.
Estos cometidos de las Fuerzas Armadas son la base para que el JEMAD aborde el planeamiento militar. Mediante la Directiva de Planeamiento Militar (DPM), como responsable de la estructura operativa de las FFAA y conforme al nivel de ambición establecido, el JEMAD dispondrá las contribuciones de la Fuerza Naval a la Fuerza Conjunta y a los diferentes planes operativos permanentes y de contingencia, así como a los compromisos internacionales adquiridos.
El entorno estratégico
El mundo se encuentra en un continuo proceso de transformación debido a factores como la evolución constante de los centros de poder, la mayor competencia por los recursos energéticos o la mayor interdependencia económica. En este contexto estratégico, las tendencias que se identifican en el ámbito de seguridad y defensa son, entre otras, las que destaca la Directiva sobre el Concepto de Empleo de las Fuerzas Armadas del JEMAD: "la actuación de actores no estatales, los ataques cibernéticos, la proliferación de armas de destrucción masiva, la piratería, la extensión de movimientos y grupos fanatizados, inestabilidades regionales, crimen organizado a escala internacional, terrorismo e injerencia en los espacios globales no sometidos a soberanía estatal".
Se precisa para ello un enfoque integral de la seguridad nacional que englobe, además de la noción de la defensa nacional, aspectos políticos, diplomáticos, económicos y de toda índole
Estas tendencias dan lugar a nuevos riesgos y amenazas, que no pueden ser contrarrestados exclusivamente mediante los instrumentos utilizados tradicionalmente por los Estados. Se precisa para ello un enfoque integral de la seguridad nacional que englobe, además de la noción de la defensa nacional, aspectos políticos, diplomáticos, económicos y de toda índole. Asimismo, la frontera entre seguridad exterior e interior es cada vez más difusa y en ocasiones no es posible distinguir entre ellas. La seguridad y bienestar de España y de sus ciudadanos se determinan dentro y fuera de nuestras fronteras, dado el carácter transnacional de los desafíos de seguridad. España se proyecta hacia el exterior para exportar estabilidad en un mundo cambiante sobre el que desea influir para preservar sus intereses nacionales. Entre los muchos instrumentos con los que cuenta el Estado se encuentra la Fuerza Naval, que integra sus actuaciones de acuerdo con el marco legal y las líneas de acción establecidas en los conceptos estratégicos superiores.
Ante esta alteración de las condiciones de seguridad, la DDN establece que España debe “garantizar la permanencia de los valores recogidos en la Constitución, su seguridad geoestratégica, la de sus ciudadanos, la de sus empresas, la de las materias primas que sostienen su forma de vida, frente a las amenazas que se ciernan”. Además, España debe estar preparada para contribuir a la estabilidad de determinadas regiones del mundo, como el mar Mediterráneo o Iberoamérica, con las que existe una intensa vinculación, el Sahel o el Oriente Medio.
La defensa y fomento de estos intereses es un objetivo primordial de la Seguridad Nacional, que es definida en la Estrategia de Seguridad Nacional 2013 como “la acción del Estado dirigida a proteger la libertad y el bienestar de sus ciudadanos, garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales, así como a contribuir junto a nuestros socios y aliados a la seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos adquiridos.”
Al referirse a la Defensa Nacional, la Estrategia de Seguridad Nacional identifica como su objetivo “hacer frente a los conflictos armados que se puedan producir como consecuencia tanto de la defensa de los intereses o valores exclusivamente nacionales en los que se intervendría de manera individual, como de la defensa de intereses y valores compartidos en virtud de nuestra pertenencia a organizaciones internacionales tales como la ONU, la OTAN o la UE, en los que se intervendría conforme a sus tratados constitutivos junto con otros aliados o socios”.
La Alianza reconoce la necesidad de profundizar en los aspectos de prevención de conflictos y de cooperación internacional con otros países y organizaciones para mejorar la seguridad internacional.
Más concretamente, de acuerdo con la DDN, “la Alianza Atlántica permanece como el vínculo de seguridad y defensa colectiva más apropiado para España”. Con la aprobación del último Concepto Estratégico, la Alianza reconoce la necesidad de mantener su capacidad de respuesta mediante el despliegue de fuerzas militares allí donde los intereses aliados estén amenazados, y de profundizar en los aspectos de prevención de conflictos y de cooperación internacional con otros países y organizaciones para mejorar la seguridad internacional. Asimismo, en el ámbito europeo, el Tratado de Lisboa supuso un impulso a la Política Común de Seguridad y Defensa, donde se abre la puerta al desarrollo de una auténtica defensa europea.
El medio marítimo
La mar representa dos tercios de la superficie de la Tierra, mientras que aproximadamente tres cuartas partes de la población mundial vive en una franja de 150 kilómetros desde la costa. En la mar no existen fronteras físicas, lo que permite el desarrollo de actividades y la circulación de flujos de toda índole. La alta mar es, al igual que el espacio y el ciberespacio, un medio estratégico común donde ninguna nación puede reclamar derechos soberanos.
Debido a sus características, la regulación en el medio marítimo es menor que en el terrestre o el aéreo y, por tanto, los riesgos y amenazas a la seguridad se pueden propagar de forma relativamente fácil y rápida. Así, junto a las actividades lícitas que se realizan en la mar, se han intensificado también las ilícitas o criminales que aprovechan las particularidades del medio para su desarrollo, y que están relacionadas con el tráfico de drogas, la inmigración ilegal o la piratería. Es especialmente preocupante que grupos terroristas, de origen nacional o transnacional, puedan aprovechar la libertad de movimientos que ofrece este medio. Todo ello ha hecho despertar la necesidad de acentuar la Seguridad Marítima, entendida como la forma de hacer compatible la libertad de navegación con la seguridad en la mar para imponer el respeto a la Ley, proteger a los ciudadanos y salvaguardar nuestros intereses, a fin de hacer frente a estas amenazas y proteger los intereses marítimos nacionales.
Debido a su situación geográfica, su dependencia de las comunicaciones marítimas y la importancia del sector marítimo en la economía nacional, la seguridad marítima es vital para España. Situada entre el Atlántico y el Mediterráneo, país ribereño de uno de los estrechos con mayor tráfico marítimo del mundo, con los archipiélagos canario y balear y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, España es una nación con una gran vinculación a la mar.
Así lo reconoce también la Estrategia de Seguridad Nacional, que destaca, entre sus líneas de acción estratégicas, la necesidad de impulsar una política de seguridad en el espacio marítimo, mediante la adopción de un enfoque integral y la potenciación de la acción coordinada y cooperativa de los distintos departamentos, organismos y agencias de las Administraciones Públicas relacionadas con el entorno marítimo. Todo ello a través de la optimización y uso eficaz de los recursos, y con la finalidad de defender los intereses nacionales en este ámbito.
La Estrategia de Seguridad Nacional destaca la necesidad de impulsar una política de seguridad en el espacio marítimo, mediante la adopción de un enfoque integral y la potenciación de la acción coordinada y cooperativa de los distintos departamentos, organismos y agencias de las Administraciones Públicas relacionadas con el entorno marítimo
Estos intereses marítimos nacionales están expresamente identificados en la Estrategia de Seguridad Marítima Nacional:
Para el desarrollo e implementación de esta Estrategia se ha creado el Consejo Nacional de Seguridad Marítima que, representando a todos los actores presentes en la mar, debe constituirse en el motor que materialice las líneas de acción estratégicas citadas para proteger estos intereses marítimos mediante una plan de acción específico que desarrolla una serie de acciones derivadas de dichas líneas.
Este mismo análisis del espacio marítimo lo realizan otras naciones y organizaciones de defensa de nuestro entorno, que han desarrollado nuevas estrategias para hacer frente a esta situación cambiante. Así, la Estrategia Marítima Aliada de 2011 establece unas nuevas misiones o “roles” para las fuerzas navales, entre las cuales, además de la Disuasión y Defensa colectiva y la Gestión de Crisis, se incluyen la Seguridad Marítima y la Seguridad Cooperativa.
Por su parte, en el ámbito de la Unión Europea, el Tratado de Lisboa ha estimulado iniciativas de carácter transversal, como es el caso de la Estrategia de Seguridad Marítima de la Unión Europea de 2014, donde se persigue la integración coherente de políticas y reglamentaciones sectoriales, incluyendo una mejor colaboración cívico-militar, para aumentar la eficacia y la eficiencia de las acciones en el terreno de la Seguridad Marítima.
En el plano estrictamente militar, se aprecia que las potencias emergentes y otras naciones desarrollan programas navales para equiparse con modernos buques de guerra, incluyendo submarinos. Es de destacar la amenaza potencial que pueden presentar marinas de pequeña entidad, o incluso actores no estatales, especialmente en operaciones en la zona litoral. Esta amenaza puede materializarse en forma de submarinos convencionales, silenciosos y capaces de negar localmente el Control del Mar; o también mediante el recurso al minado, que puede resultar muy efectivo con un bajo coste.
En resumen, estos programas están potenciando las capacidades de algunos actores por lo que la libertad de movimientos para las fuerzas navales en ciertos escenarios litorales no será en el futuro tan fácil como ha podido ser en crisis y conflictos recientes. Esta preocupación tiene reflejo en algunos documentos doctrinales de marinas occidentales. (En el Naval Operations Concept 2010 de la marina estadounidense se refieren las capacidades A2/AD Anti-Access and Area Denial como especial preocupación en escenarios litorales. Como respuesta conceptual las FAS norteamericanas están trabajando en el concepto denominado Air-Sea Battle, que busca tomar medidas conjuntas para enfrentar la amenaza A2/AD y poder alcanzar el Control del Mar).
Y es en este complejo entorno estratégico, común a otros actores, y con el medio marítimo como aspecto diferencial, donde se desarrollarán la mayoría de las operaciones navales en las que participará la Armada. Mediante ellas contribuirá, junto al resto de las Fuerzas Armadas, a garantizar la defensa de nuestros intereses nacionales materializando así la aportación de la Fuerza Naval al esfuerzo conjunto.
¿Qué es la Fuerza Naval?
La Fuerza Naval es el conjunto de medios humanos y materiales de la Armada, agrupados y organizados, con el cometido principal de realizar operaciones militares en y desde la mar.
Son precisamente los medios humanos la principal fortaleza de nuestra Fuerza Naval. Se trata de los hombres y mujeres responsables del empleo de las unidades de la Armada en un ámbito tan específico como es el marítimo. Por ello, poseen una alta cualificación profesional y están imbuidos de los valores inherentes a nuestra Institución, como son la integridad, la lealtad, la disciplina, el espíritu de sacrificio y el valor. Sin ellos, los medios materiales de la Fuerza Naval estarían muy lejos de alcanzar su verdadera dimensión.
Para su empleo operativo, la Fuerza Naval participa de la estructura operativa de las Fuerzas Armadas, mediante la aportación de sus capacidades específicas a la fuerza conjunta que se determine para la ejecución de las operaciones militares (permanentes o de reacción) que le sean encomendadas. Asimismo, puede llevar a cabo otras misiones o actividades que se asignen a la Armada como son la contribución a la acción del Estado en la mar o el apoyo a autoridades civiles.
En este contexto, la importancia de la Fuerza Naval reside, entre otras razones, en que:
Se entiende por zona litoral aquella franja que comprende la porción de mar hasta la costa que debe ser controlada para apoyar las operaciones en tierra, y el segmento terrestre a partir de la línea de costa en el que las operaciones pueden ser apoyadas directamente desde la mar.
La Fuerza Naval está especialmente preparada y adiestrada para actuar en el entorno marítimo, entendido como el conjunto formado por los océanos, mares, zona litoral y el espacio aéreo situado sobre ellos.
Características de la Fuerza Naval
La Fuerza Naval es de naturaleza esencialmente expedicionaria, para lo que está específicamente organizada y preparada. Esto le permite proyectarse en teatros alejados del territorio nacional con un mínimo aviso previo, así como sostenerse de forma autónoma en operaciones durante un prolongado periodo de tiempo.
La naturaleza expedicionaria de la Fuerza Naval se ve potenciada por sus características específicas, entre las que destacan la movilidad estratégica, la alta disponibilidad, la versatilidad, la interoperabilidad y la autonomía logística.
La naturaleza expedicionaria de la Fuerza Naval se ve potenciada por sus características específicas, entre las que destacan la movilidad estratégica, la alta disponibilidad, la versatilidad, la interoperabilidad y la autonomía logística.
El conocimiento de estas características es fundamental para garantizar el empleo eficaz de la Fuerza Naval.
Movilidad Estratégica
Se entiende por movilidad estratégica la característica de la Fuerza Naval que le permite desplazar su área de actuación e influencia hasta zonas alejadas de su base.
Esta característica está directamente relacionada con la libertad de navegación que le permite posicionarse de forma rápida allá donde se precise, sin atravesar frontera alguna ni violar la integridad territorial de ningún Estado. (Gracias al estatuto que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) otorga al buque de guerra en su Artículo 29 y siguientes).
La proyección de la Fuerza Naval a determinadas zonas permite proporcionar, llegado el caso, una respuesta adecuada y oportuna, aspecto crítico a considerar para la entrada al teatro en todas las operaciones conjuntas.
Por todo ello, la movilidad estratégica, unida al volumen de los medios a desplegar y sostener en operaciones, hace de la proyección por el medio marítimo una forma idónea para el despliegue en teatros alejados.
Alta disponibilidad
La Fuerza Naval se caracteriza por su alta disponibilidad. Las unidades que se encuentran alistadas están siempre en condiciones de ser activadas de forma inmediata. Esta alta disponibilidad es posible gracias a las características inherentes a las unidades navales, al establecimiento de ciclos operativos y de distintos niveles de alistamiento, y a la aplicación de procedimientos operativos estandarizados.
Asimismo, desde el momento en que inician sus despliegues a zona de operaciones, las unidades navales están listas para hacer frente a cualquier contingencia.
Versatilidad
La Fuerza Naval es apta para enfrentarse eficazmente a situaciones cambiantes o imprevistas, gracias a su configuración modular que le permite cambiar de un perfil de misión a otro sin solución de continuidad. Esta flexibilidad individual y colectiva de los medios navales proporciona una amplia variedad de opciones de respuesta.
De este modo, las unidades navales pueden graduar el uso de la fuerza y modificar su actitud en un breve espacio de tiempo, respondiendo con eficacia a las distintas contingencias que pudieran presentarse.
Interoperabilidad
La Fuerza Naval puede reunir en sí misma áreas de capacidades militares muy diferentes, que le permiten actuar en la mar, en la tierra y en el aire. Ofrece la posibilidad de establecer a flote una estructura de mando y control conjunta, especialmente durante el despliegue y las primeras fases de una operación cuando la amenaza en tierra sea significativa. Además, puede trasladar y desplegar esta estructura de mando y control en tierra cuando las condiciones de seguridad lo aconsejen.
Esta característica le permite, cuando así se determine, ser el núcleo inicial para la constitución de una fuerza conjunta, ya que posee los medios de mando y control, apoyo logístico, sensores y armas que posibilitan la acción conjunta. Asimismo, incrementa sus posibilidades de ser empleada en las primeras fases de una operación conjunta, por ejemplo, en cometidos de Fuerza de Entrada Inicial o de apoyo al establecimiento de una fuerza en tierra.
Por otra parte, la Fuerza Naval dispone de sistemas que le permiten ser interoperable, no sólo con unidades de los Ejércitos, sino también con fuerzas amigas y aliadas, y con medios de agencias civiles.
Autonomía Logística
La Fuerza Naval es capaz de desplegar con su propio apoyo logístico operativo, de modo que puede actuar durante períodos prolongados de tiempo en zonas lejanas, desprovistas de bases de apoyo y sin la necesidad imprescindible de acuerdos de nación anfitriona con terceros países.
La permanencia de una Fuerza Naval en escenarios alejados se puede prolongar indefinidamente, mediante el empleo de buques de aprovisionamiento y la rotación de unidades.
Modelos y medios de una Fuerza Naval
La entidad y características de una Fuerza Naval es variable y su constitución deberá responder a una planificación adecuada a largo plazo. En el caso de España esta planificación a largo plazo se orienta en la Directiva de Defensa Nacional (DDN) y se materializa en las Directivas de Política de Defensa (DPD) y de Planeamiento Militar (DPM). Esta última dirige el planeamiento de fuerza donde se consideran las diferentes capacidades que se estiman necesarias, recogidas en el Objetivo de Capacidades Militares y en las que la Armada aportará los medios correspondientes. En nuestro Planeamiento de Fuerzas se consideran las siguientes áreas de capacidad: Mando y Control Integrado, Superioridad en el Enfrentamiento, ISTAR, Movilidad y Proyección, Sostenibilidad, Supervivencia y Protección y Acción del Estado El modelo de Fuerza Naval elegido responderá a la consideración de diversos factores, entre los que ocuparán un papel destacado las misiones a realizar así como los recursos disponibles para su materialización.
Así, se podrá optar por una Fuerza Naval básica, diseñada para labores fundamentalmente relacionadas con la Seguridad Marítima en aguas de jurisdicción propia (Brown-Waters Navy). Dispondría de cierta capacidad de Disuasión y Defensa ante agresiones.
En el siguiente nivel se podría considerar una Fuerza Naval que incorporase más elementos de Disuasión y Defensa, lo que le permitiría extender su radio de acción y las misiones a realizar. Se trataría de buscar así la protección de intereses nacionales más allá de las proximidades de sus aguas de jurisdicción (Green-Waters Navy).
En el tercer estadio estaría una Fuerza Naval expedicionaria con capacidad permanente de intervenir en escenarios alejados de sus bases, con independencia de si dispone de apoyos de terceros países (Blue-Waters Navy).
Obviamente, estos niveles de ambición condicionan los medios materiales y humanos que compondrán cada Fuerza Naval. De hecho, cualquier medio de la Fuerza Naval responde a una serie de capacidades que se definen en los requisitos iniciales de diseño, y que configuran el propósito de la plataforma o de los sistemas que se construyen o adquieren.
Dentro de estas capacidades hay algunas que son necesariamente comunes a cualquier plataforma naval, sea buque de guerra o no: navegación, maniobra, propulsión, aprovisionamiento, habitabilidad y control de plataforma. Estas capacidades básicas estarán presentes en mayor o menor medida en cualquier buque.
En segundo lugar hay una serie de capacidades, que serían más propias de un buque de guerra, orientadas a mejorar la supervivencia de la plataforma, ya sea ante factores naturales o derivados de las operaciones militares. En este segundo grupo aparecen las siguientes capacidades que, en mayor o menor medida, poseen todos los buques de una fuerza naval: seguridad física; seguridad interior o control de daños; sanidad; medidas contra minas; protección frente a amenazas no convencionales.
Por último, hay que considerar las capacidades de carácter táctico de los buques de guerra: mando y control (C2), comunicaciones, guerra antiaérea (AAW), guerra de superficie (ASUW), guerra anti-submarina (ASW), guerra electrónica (EW), guerra de minas (MW), acción marítima, anfibia, etc.
Cuando se diseña una unidad se establecen los requisitos y capacidades que la unidad debe tener. Por ejemplo, a la hora de diseñar una fragata, una vez fijadas sus capacidades básicas y de mejora de su supervivencia, habrá que decidir dentro de las capacidades tácticas si se pretende que sea marcadamente AAW o ASUW o ASW o Mando y Control, o bien tenga un carácter multipropósito, con un conjunto equilibrado de capacidades en todas las áreas de la guerra naval.
Todo ello condiciona la dotación de sensores y armas así como las necesidades de personal para su manejo, siendo este un aspecto determinante a la hora de fijar las dimensiones del buque. En función de estas características, hay múltiples tipologías de buques de guerra, entre las que podemos destacar:
La capacidad de autodefensa de los distintos buques de guerra varía mucho. Mientras las fragatas, por ejemplo, tienen una gran capacidad de protegerse ante un amplio espectro de amenazas, otros, como los buques anfibios, precisan de unidades de protección (normalmente escoltas,) particularmente cuando desarrollan su actividad en ambientes no permisivos.
Como elemento esencial a la mayoría de los buques de una Fuerza Naval moderna, debemos incluir las aeronaves, normalmente helicópteros y sistemas aéreos pilotados de forma remota, cuya presencia a bordo multiplica las posibilidades operativas de cualquier unidad naval.
Al dimensionar una Fuerza Naval, también se debe tener en cuenta la posibilidad de disponer de una fuerza anfibia. Esta decisión conlleva la necesidad de buques especializados y de una Fuerza de Infantería de Marina. Esta fuerza, de naturaleza anfibia y expedicionaria, tiene una composición y capacidades similares a las fuerzas terrestres pero con la especificidad que le proporcionan sus medios de combate capaces de poder operar desde la mar. Su capacidad disuasoria es extraordinaria y es un elemento imprescindible en las Blue-Waters Navies.
Así, una Fuerza Naval equilibrada debe contar con los medios que le permitan hacer frente a todas las posibles amenazas identificadas con ciertas garantías de éxito y, en todo caso, se deberán identificar los riesgos que se asumen al contar con menos medios de los necesarios. La alternativa pasaría por confiar ciertas capacidades, identificadas como necesarias, a alianzas de seguridad y defensa multinacionales, lo que conlleva la asunción de ciertos riesgos.
Principios de las Operaciones Navales
Los principios operativos pueden definirse como un conjunto de reglas sobre las que se debe basar el planeamiento y conducción de las operaciones navales, en cualquiera de los niveles estratégico, operacional y táctico.
La Doctrina para la Acción Conjunta define los principios de las Operaciones Conjuntas que son de aplicación a las operaciones navales. Derivados de esos principios, y aplicados al planeamiento y conducción de las operaciones navales, se establecen los principios operativos aquí enunciados.
La aplicación de estos principios no es en ningún modo rígida, debiendo ponderarse el peso de cada uno de ellos en una situación determinada, incluso la no aplicación de alguno en concreto (La sorpresa, normalmente aplicable en el nivel táctico para ganar la iniciativa y por tanto la superioridad en el enfrentamiento, puede no ser siempre deseable en el nivel estratégico cuando se buscan determinados efectos de información en la opinión pública). Su aplicación no es garantía de éxito, pero se emplearán como referencia de actuación.
Los Principios Operativos de las Operaciones Navales son:
Flexibilidad
Flexibilidad es la capacidad de adaptarse para hacer frente a nuevas situaciones. Esta flexibilidad debe permitir al Mando adecuar los planes operativos para ajustarlos a cambios introducidos por el nivel superior, al progreso de la operación y a la necesidad del mantenimiento de la iniciativa. También debe permitir a las unidades ajustar la ejecución de acciones concretas a la evolución de los acontecimientos.
En las operaciones actuales y futuras, en las que habrá una mayor participación de elementos civiles junto a los militares, será imprescindible mantener una actitud flexible en todo momento para reaccionar ante la incertidumbre característica de las operaciones.
Definición del Objetivo
Este principio obedece a la necesidad de que las operaciones navales tengan un objetivo claro y definido que permita coordinar en el espacio y en el tiempo todos los esfuerzos para alcanzar una situación final deseada.
El mantenimiento del objetivo es esencial para progresar en la operación y evita la realización de actividades innecesarias. El objetivo debe trasmitirse con claridad a los distintos niveles de mando para que entiendan su contribución al progreso de la operación.
En la definición de los objetivos hay que tener en cuenta que las operaciones serán complejas y se resolverán mediante el desarrollo de distintas líneas de acción en el terreno diplomático, político, económico y militar, lo que obligará a un enfoque integral. El mando naval tratará de comprender el objetivo establecido por el nivel superior y mantendrá un enfoque integral buscando unos determinados efectos que permitan alinear los objetivos de las distintas líneas de acción.
El mantenimiento del objetivo es esencialmente complejo en operaciones multinacionales en las que las naciones pueden tener distintas perspectivas y condicionantes al empleo de la fuerza.
Mantenimiento de la Moral
El mantenimiento de la moral se deriva del liderazgo militar que inspira a las unidades a alcanzar los objetivos marcados a pesar de las adversidades. No hay plan operativo que tenga posibilidades de éxito sin el mantenimiento de la moral, que se manifiesta en la confianza y coraje del personal de las unidades de la Fuerza Naval en operaciones.
Para mantener esa moral, es especialmente importante que el Mando asuma la mayor parte del riesgo derivado de la incertidumbre propia de las operaciones, sin trasmitirlo a sus escalones subordinados.
La Armada dispone de un Concepto de Liderazgo que define las cualidades y actitudes de los líderes que la Fuerza Naval necesita: líderes íntegros y con carácter, que personifiquen su compromiso con España cumpliendo plenamente sus obligaciones y ejerciendo su autoridad de forma firme y confiada, con un elevado sentido de la responsabilidad en todas sus acciones.
Unidad de Esfuerzo
En las actuales operaciones, la línea de acción militar se desarrolla en paralelo con las líneas de acción diplomática, económica y de información (Actuaciones Diplomáticas, de Información, Militares y Económicas (DIME)). La unidad de esfuerzo en la conducción de operaciones obligará a la coordinación de todas las líneas de acción manteniendo una actitud flexible para lograr en todo momento el efecto deseado(Efectos tanto en el ámbito político como en el militar, económico, social, de infraestructura y de información (PMESII))
La unidad de esfuerzo requiere confianza mutua y alineación de objetivos de todos los actores en el nivel táctico, operacional y estratégico. Por sus medios, experiencia y liderazgo, corresponde al Mando el mayor esfuerzo en mantener la citada actitud flexible.
La unidad de esfuerzo en la línea de acción militar se manifiesta en el denominado “Mission Command” donde el Comandante transmite sus intenciones a los mandos y unidades subordinados.
Enfoque integral
La necesidad de coordinar estrechamente la acción de las Fuerzas Armadas en general, y de la Armada en particular, con otras instituciones y organismos civiles nacionales e internacionales, exige aplicar un Enfoque Integral en cualquier tipo de operación, incluso en las relacionadas con la Disuasión y Defensa. Esta circunstancia es aún más evidente en las otras misiones genéricas, Gestión de Crisis, Seguridad Marítima y Proyección Exterior, dado que la presencia y las responsabilidades de organismos civiles en esos escenarios es cada vez más importante. La coordinación y cooperación entre civiles y militares es imprescindible para garantizar la eficacia de las operaciones y la eficiencia en la gestión de los recursos disponibles.
Aunque la aplicación de este principio variará dependiendo de la operación y el nivel de mando (estratégico, operacional o táctico), se considera que, en aquellos cometidos asignados a la Fuerza Naval, se tratará de alcanzarlo mediante:
La flexibilidad y la disposición a alcanzar acuerdos que permitan avanzar hacia la situación final deseada. En este sentido es conveniente orientar el trabajo de los distintos actores participantes en términos de objetivos y efectos a alcanzar.
Concentración de Fuerza
La concentración de fuerza implica la aplicación de la potencia de combate en un momento y en un lugar concreto para alcanzar el máximo efecto sobre el adversario.
La concentración de fuerza, más que en la acumulación de unidades, se basa en la coordinación de todos los elementos o capacidades de la Fuerza Naval para asegurar la explotación de asimetrías favorables para alcanzar la superioridad en el enfrentamiento y evitar, en lo posible, las bajas propias y los daños colaterales.
Economía de Esfuerzos
Este principio obedece a la necesidad de alcanzar un equilibrio adecuado entre los recursos materiales y humanos, y su aplicación en el tiempo, al objetivo a alcanzar. La economía de esfuerzo se debe ponderar a la vista de las capacidades de sostenimiento y de regeneración de la Fuerza Naval.
Iniciativa
Iniciativa es la capacidad del mando de aprovechar las circunstancias que se presentan durante el desarrollo de la operación para ganar alguna ventaja con respecto al adversario. La iniciativa debe estimular al Mando a ser proactivo antes que reactivo, y mantener en todo caso su libertad de maniobra.
El objetivo es maniobrar por dentro del ciclo de decisión del oponente para que su decisión no se ajuste a la realidad del campo de batalla en el momento en que se tome.
Seguridad
La seguridad es el conjunto de medidas que permiten al Mando reducir su vulnerabilidad frente al adversario. La seguridad exige del Mando llevar a cabo una gestión de los riegos y proteger los medios valiosos, incluyendo el personal, el material, la infraestructura y la información.
La seguridad no puede ser una excusa para la inacción de la Fuerza Naval, ya que existen situaciones en que la asunción de riesgos es necesaria para el cumplimiento de la misión.
Sorpresa
La sorpresa consiste en crear situaciones inesperadas que limiten temporalmente la capacidad de reacción del adversario. Esta sorpresa se puede alcanzar mediante la originalidad de las acciones propias o mediante acciones de decepción.
También puede alcanzarse usando tecnologías no previstas por el adversario. La libertad de acción de la Fuerza Naval tiene que ser explotada por el mando para crear sorpresa en el adversario.
Sencillez
La mar en sí misma es un escenario complicado que no permite llevar a cabo planes demasiado complejos. Los distintos planes deben ser esencialmente sencillos. La sencillez permitirá una mejor comprensión de la operación por todos los niveles de mando.
Legitimidad
Las operaciones navales deben ser legítimas tanto en sus fines como en los medios empleados. La fuerza que cabe emplear es siempre la mínima que permita alcanzar los efectos deseados y asegure la protección de la fuerza. En la mayoría de los escenarios, para que sea posible alcanzar los objetivos estratégicos de las operaciones, la Fuerza Naval se verá sometida a reglas de enfrentamiento muy restrictivas que condicionarán su actuación.
Los daños colaterales afectan a la legitimidad de la misión propia y a la imagen de España y de las Fuerzas Armadas, haciendo más difíciles de alcanzar los objetivos estratégicos de cualquier operación militar.
Generalidades
Citábamos en el capítulo segundo que las Líneas de Acción Estratégicas Militares establecen las opciones genéricas de empleo de las Fuerzas Armadas para alcanzar los objetivos de la defensa. Estas líneas de acción incluyen la contribución militar a la disuasión y prevención de conflictos, el mantenimiento de la paz, actuaciones en situaciones de crisis y, en su caso, la respuesta a una posible agresión.
Por su parte, el JEMAD ha subrayado la necesidad de priorizar y preservar el grado de disponibilidad de las capacidades de las Fuerzas Armadas conforme a lo dispuesto en la DDN en orden a: ejercer la disuasión, defender el territorio nacional, vigilar los espacios marítimo y aéreo, proyectar capacidad militar para defender nuestros intereses nacionales y apoyar a las autoridades civiles en caso de emergencia.
Ante esta situación, y teniendo en cuenta los principios que deben regir el empleo de las FAS ya citados anteriormente, se hace necesario concretar las misiones genéricas en las que puede emplearse la Fuerza Naval, mediante las cuales contribuye directamente a las líneas de acción estratégicas definidas para la acción conjunta.
Misiones Genéricas
Como se puso de manifiesto en el capítulo dos, la actuación de la Fuerza Naval está condicionada por el marco legal que fija las misiones y cometidos de las Fuerzas Armadas, por el escenario global en el que España está inmersa y, muy particularmente, por el medio marítimo en el que desarrolla su actividad. En este contexto, la Fuerza Naval proporciona un conjunto de herramientas de prevención, disuasión y respuesta en el entorno marítimo que contribuyen a preservar los intereses nacionales y la seguridad internacional.
Se definen así las misiones genéricas en las que puede emplearse la Fuerza Naval y que, conforme al objeto de este COPNAV, sirven de guía para su empleo operativo:
Disuasión y Defensa, Gestión de Crisis, Seguridad Marítima y Proyección Exterior. Con la formulación de estas misiones se pretende, además, proporcionar un marco conceptual para el análisis del empleo de la Fuerza Naval similar al utilizado en otras doctrinas o estrategias, como la Estrategia Marítima Aliada de 2011.
Las cuatro misiones genéricas de la Fuerza Naval son:
- Disuasión y Defensa
- Gestión de Crisis
- Seguridad Marítima
- proyección exterior
Como regla general, las operaciones que lleva a cabo la Fuerza Naval española se pueden encuadrar siempre en una de las cuatro misiones genéricas. No obstante, en ocasiones, la actuación de la Fuerza Naval puede incorporar elementos de más de una de ellas, no siendo normalmente precisa la frontera entre la contribución a una u otra. También es posible que las circunstancias que rodean la actuación de la Fuerza Naval evolucionen de tal forma que lo que inicialmente era una operación adscrita a una misión genérica determinada se transforme, condicionada por el devenir de los acontecimientos, en una de otro tipo.
Disuasión y Defensa
La disuasión responde al planteamiento de que cualquier posible agresor sea plenamente consciente de que las consecuencias de iniciar un conflicto sobrepasan todo beneficio. Sólo en el caso de que falle la disuasión, sería necesario el empleo de la Fuerza Naval en una misión de defensa. Estas misiones, propiamente militares, son la esencia de la Fuerza Naval, las que le dan su sentido más profundo y las que, de alguna forma, representan el soporte de las otras tres, hasta el punto de que sin ellas no se entendería la necesidad de las fuerzas navales.
La naturaleza expedicionaria de la Fuerza Naval, junto a sus características específicas ya citadas en el capítulo anterior, le hace ser un componente esencial en la Disuasión y la Defensa militar. La capacidad de la Fuerza Naval para desplegar y mantener una presencia avanzada, obtener y explotar el Control del Mar y proyectar selectivamente el Poder Naval sobre tierra, constituye en sí misma un factor de disuasión decisivo para prevenir cualquier intento de agresión contra intereses nacionales. Además, en el caso de que se materialice una agresión, la Fuerza Naval ofrece al mando operativo una amplia gama de opciones de empleo, permitiendo una respuesta rápida y gradual en el entorno marítimo contra cualquier adversario.
La contribución principal de la Fuerza Naval a la Disuasión y Defensa militar consiste en su disponibilidad para aportar unidades tecnológicamente avanzadas, interoperables, adiestradas y listas para intervenir en cualquier escenario. En el ámbito de actuación nacional, el primer elemento de reacción para este tipo de misiones es la Fuerza Conjunta, de la que forman parte las unidades de la Fuerza Naval. En el ámbito multinacional, las unidades de la Fuerza Naval estarán alistadas para participar en las fuerzas de respuesta rápida que se determinen como contribución a la defensa colectiva derivada de nuestros compromisos con la Alianza Atlántica y la Unión Europea.
La contribución de la Fuerza Naval a la Disuasión y Defensa nacional y colectiva puede incluir, entre otras, las siguientes acciones:
La Fuerza Naval también podría proporcionar opciones para la defensa contra misiles balísticos desde la mar, como contribución tanto a la defensa de teatro de una fuerza expedicionaria conjunta como a la defensa del territorio, pudiendo constituir, tanto por su capacidad material como por su desarrollo tecnológico, un elemento de disuasión en sí mismo.
Gestión de Crisis
La Gestión de Crisis es un concepto amplio que puede incluir una extensa gama de acciones, tanto de prevención como de respuesta, con la finalidad de evitar la escalada o propagación de un conflicto, o bien limitar las consecuencias de una crisis fuera de las fronteras nacionales. En sus estados iniciales, estas acciones habrá que realizarlas normalmente sin el apoyo de nación anfitriona, y frecuentemente requerirán el concurso de capacidades civiles de Gestión de Crisis como parte del enfoque integral.
La Gestión de Crisis es un concepto amplio que puede incluir una extensa gama de acciones con la finalidad de evitar la escalada o propagación de un conflicto, o bien limitar las consecuencias de una crisis.
Seguridad Marítima
La Seguridad Marítima se define como una actividad cívico-militar de prevención de los riesgos y de lucha contra las amenazas en el entorno marítimo, en permanente colaboración con los organismos e instituciones del Estado y la comunidad internacional; está basada en el Conocimiento del Entorno Marítimo y en la coordinación eficaz de todos los actores con capacidad de intervención; y tiene por finalidad la preservación de los intereses marítimos nacionales.
La Seguridad Marítima se define como una actividad cívico-militar de prevención de los riesgos y de lucha contra las amenazas en el entorno marítimo, en permanente colaboración con los organismos e instituciones del Estado y la comunidad internacional; está basada en el Conocimiento del Entorno Marítimo, en lacapacidad de actuación que representan los medios y en la adecuada cobertura legal.
Esta actividad concertada se desarrolla en un marco de seguridad compartida y se sustenta en la máxima coordinación y eficiencia de las Instituciones y Organismos con capacidad de análisis y evaluación permanente en el entorno marítimo, y que son susceptibles de asumir las acciones que sean convenientes.
La Seguridad Marítima está adquiriendo una creciente importancia en un mundo en el que la mayor parte de los intercambios comerciales se realizan por vía marítima. Consecuencia de ello ha sido la aprobación en España de la Estrategia de Seguridad Marítima Nacional en diciembre de 2013. Como ya se ha citado, este documento destaca la singularidad de la mar y sus implicaciones en materia de seguridad, recoge un catálogo de intereses marítimos españoles, describe los riesgos y amenazas para la Seguridad Marítima nacional, formula como objetivo “impulsar una política amplia de seguridad con la finalidad de proteger los intereses marítimos nacionales” y, para su consecución, define cinco líneas de acción que estimulan la creación de un marco de coordinación y cooperación entre los diferentes organismos con responsabilidades en este ámbito. Por último, establece una estructura orgánica para dar una respuesta integral y adecuada a la preservación de la Seguridad Marítima.
El número de organismos y autoridades, tanto nacionales como internacionales, públicos o privados, implicados en los distintos aspectos de la Seguridad Marítima es amplio, por lo que ésta sólo se podrá alcanzar mediante un enfoque integral que asegure la cooperación permanente de todos los actores, tanto civiles como militares. La cooperación en el ámbito nacional, europeo, regional e internacional es un factor posibilitador de la Seguridad Marítima.
Entre estos organismos, la Armada, tanto por sus medios como por sus competencias legales asignadas por el ordenamiento jurídico nacional y el derecho internacional en virtud de convenciones, protocolos y acuerdos internacionales ratificados por España, es un actor imprescindible y colaborador necesario en todos los asuntos relacionados con la Seguridad Marítima, tanto en espacios marítimos cercanos como alejados.
La contribución de la Fuerza Naval a la Seguridad Marítima incluye un amplio conjunto de capacidades para hacer frente y mitigar el impacto que representan en el ámbito marítimo el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva, la piratería, la inmigración ilegal y el tráfico ilícito de estupefacientes y armas, las ciberamenazas, así como los atentados contra el patrimonio cultural subacuático, los recursos marinos y los flujos energéticos, los accidentes marítimos y los desastres naturales.
Los dos pilares sobre los que descansa la Seguridad Marítima son el Conocimiento del Entorno Marítimo (Maritime Situational Awarenes-MSA), como elemento posibilitador, y las Operaciones de Seguridad Marítima (Maritime Security Operation- MSO), como cometido operativo genérico.
El Conocimiento del Entorno Marítimo, entendido como “la comprensión de la situación marítima en un momento y lugar determinado”, permite actuar con eficacia al identificar con antelación las amenazas y actividades ilegales que tienen la mar por escenario. La única forma de alcanzar un conocimiento completo del entorno marítimo es mediante la presencia en los espacios marítimos, el intercambio de información entre todos los organismos y autoridades con competencias, y el posterior análisis dedicha información. Este esfuerzo para favorecer el intercambio de información debe ser especialmente relevante entre actores civiles y militares.
Las Operaciones de Seguridad Marítima son las actuaciones concretas contra las amenazas y los actos ilícitos que ponen en peligro la seguridad en el entorno marítimo. Las Operaciones de Seguridad Marítima pueden ser realizadas por la Fuerza Naval de manera autónoma o en cooperación con otras autoridades con capacidad de intervención. Incluyen, entre otras, las siguientes tareas: la vigilancia marítima; la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva, la piratería, el terrorismo por vía marítima y los tráficos ilícitos; la protección de las líneas de comunicación marítima, del patrimonio cultural subacuático, de las infraestructuras críticas, y de los recursos; y, en general, la defensa y el fomento de los intereses marítimos nacionales.
Dentro de la misión genérica de Seguridad Marítima se considera el apoyo de unidades de la Armada en la gestión de emergencias y catástrofes o calamidades públicas en aguas y costas españolas, incluyendo la ayuda humanitaria y la protección medioambiental. Estas actuaciones serán normalmente en Apoyo a Autoridades Civiles.
La Fuerza Naval contribuye a la Seguridad Marítima mediante las siguientes acciones:
Proyección Exterior
La Proyección Exterior, en el ámbito de este Concepto, se articula en una amplia variedad de opciones de contribución de la Fuerza Naval a la defensa y fomento de los intereses nacionales mediante la participación en la acción exterior del Estado enescenarios internacionales en los que no existe oposición.
Los cometidos operativos propios de esta misión genérica pueden ser acciones singulares derivadas de una estrategia nacional, o pueden realizarse integrados en el marco de una actuación internacional.
La Fuerza Naval puede apoyar a la acción exterior del Estado mediante tareas de cooperación y ayuda a terceros países, entre ellas el desarrollo de capacidades militares comúnmente conocido como Seguridad Cooperativa. En este ámbito destaca la posibilidad de apoyar el fortalecimiento de capacidades regionales en aquellos países que no pueden ejercer de forma efectiva el control de sus espacios marítimos, para evitar de esta forma la proliferación de “espacios marítimos fallidos”. La cooperación puede concretarse de diversas formas, como por ejemplo la asistencia a fuerzas navales de otro Estado en los aspectos de preparación y adiestramiento. Estas acciones, a la vez que permiten reforzar las relaciones con las Fuerzas Armadas de aquellos países con los que se comparten o se fomentan intereses comunes, contribuyen al mantenimiento de un entorno seguro en áreas de interés nacional.
La Fuerza Naval también puede contribuir a la acción exterior del Estado mediante actividades de presencia y diplomacia naval, que incluyen la visita a puertos de interés y el empleo de buques de guerra en puerto o en la mar para celebrar encuentros o conferencias en apoyo a la política exterior y los intereses comerciales de España. Los medios de la Armada permiten que muchas de estas actividades de cooperación internacional se realicen en aguas internacionales, un lugar propicio para la generación de confianza en relaciones y entornos complejos.
Todas estas actividades de cooperación se realizarán normalmente en respuesta a planes específicos de acción del Gobierno y exigirán la adecuada coordinación de todos los organismos nacionales e internacionales implicados. De estas actividades, algunas se podrán clasificar como de carácter estrictamente militar y otras como de carácter diplomático, científico, cultural, económico o industrial.
Por ello, las actividades de Proyección Exterior requerirán frecuentemente del concurso de capacidades civiles como parte del enfoque integral. En ocasiones, serán en Apoyo a Autoridades Civiles del ámbito internacional, por lo que la Fuerza Naval deberá estar preparada para integrarse en estructuras de mando que pueden ser complejas.
La contribución de la Fuerza Naval a la Proyección Exterior incluye, entre otras, las /siguientes acciones:
Cometidos operativos Genéricos
Las misiones genéricas antes definidas establecen el marco de contribución de la Fuerza Naval a las líneas de acción estratégicas militares del JEMAD definidas en la doctrina para la Acción Conjunta. Estas cuatro misiones se materializan mediante la ejecución de siete cometidos operativos genéricos, que dan respuesta a la pregunta ¿cómo actúa la Fuerza Naval?:
Como se puede observar, un mismo cometido operativo puede contribuir a una o más misiones, estando todos ellos interrelacionados y no siendo siempre clara la frontera entre uno y otro.
En los siguientes apartados se analizan los cometidos genéricos que puede realizar la Fuerza Naval y, en concreto, los tipos de operaciones que se pueden llevar a cabo dentro de cada uno de ellos, así como los medios que se utilizan.
Presencia Naval
Fundamento
La mera presencia de las unidades de la Fuerza Naval constituye un cometido operativo integral que proporciona un amplio abanico de posibilidades, desde la disuasión frente a un adversario hasta el apoyo a un aliado, pasando por la creación de un entorno de Seguridad Marítima en un área o región concreta. De esta forma, este cometido contribuye directamente a las cuatro misiones genéricas de la Fuerza Naval, ya sea influyendo sobre el desarrollo de una crisis o promoviendo la estabilidad.
La Presencia Naval tiene su fundamento en las características de la Fuerza Naval de movilidad estratégica, alta disponibilidad, interoperabilidad, versatilidad y autonomía logística. Así, la Fuerza Naval puede influir en el desarrollo de una crisis mediante susola presencia, bien generando opciones de evitar un conflicto sin agravar la situación, bien proporcionando apoyo a un amigo o aliado, o bien enviando señales claras a un oponente. El despliegue de unidades en un teatro, ya sea de forma abierta, discreta y/o encubierta, da opciones en el desarrollo ulterior según lo requieran las circunstancias.
Igualmente, la Presencia Naval permite promover la estabilidad de aquellas regiones que son objeto de interés nacional; por ejemplo, en actividades de fortalecimiento de capacidades marítimas, en el apoyo a las autoridades civiles o a la industria nacional, o como refuerzo a los lazos diplomáticos con una nación.
La Presencia Naval en puertos nacionales tiene también un efecto importante sobre la imagen de las Fuerzas Armadas en línea con la estrategia de comunicación del Ministerio de Defensa.
Operaciones
La Presencia Naval puede concretarse en multitud de formas, mediante despliegues operativos, ejercicios, visitas programadas o incluso escalas logísticas o rutinarias.
Medios
Cualquier unidad de la Armada puede contribuir, llegado el momento, a actividades de Presencia Naval, debiendo escogerse la unidad o unidades más idóneas en cada caso concreto, según el objetivo a alcanzar. En ocasiones, las unidades podrán utilizarse en razón de su oportunidad al encontrarse desplegadas en un teatro determinado desarrollando otra misión diferente.
Control del Mar
Fundamento
Heredero del término absoluto dominio del mar, el Control del Mar permite el uso de los espacios marítimos en beneficio propio. Se trata de un concepto relativo ya que no es posible alcanzar el dominio absoluto del mar y, por tanto, es necesario circunscribirlo a un periodo de tiempo determinado y a un área definida.
Mediante el Control del Mar se contribuye a la acción conjunta de forma directa o indirecta. Así, permite asegurar tanto la libertad de navegación y el comercio marítimo, como el despliegue de fuerzas conjuntas y su sostenimiento durante misiones militares o de proyección internacional, incluso cuando las operaciones apoyadas están centradas en tierra.
El Control del Mar es el cometido operativo de aplicación del poder naval para permitir el uso del entorno marítimo como espacio propio de maniobra. El área donde podría ser necesario alcanzarlo es muy variable: los accesos a un puerto de interés, un punto de confluencia de las líneas de navegación, una zona de concentración de fuerzas próxima al litoral, una derrota por la que va a transitar la fuerza o un área extensa que interesa dominar.
Supone obtener el control por debajo y sobre la superficie del mar del área definida -lo que significa conseguir también la superioridad aérea en dicha zona- neutralizando la oposición de posibles adversarios. El esfuerzo necesario a desarrollar dependerá del grado de amenaza al que se enfrenta la fuerza, del tamaño de la zona y de los objetivos operativos de la campaña. Dependiendo del caso, no existe garantía absoluta de no recibir un ataque, por lo que en presencia de oposición habrá que considerar el riesgo que se asume.
El Control del Mar posibilita otras acciones concurrentes o posteriores, en la mar o de proyección sobre tierra
Cuando el Control del Mar tiene por objeto negar la libertad de maniobra de la fuerza oponente mediante el empleo de medios aéreos, submarinos, baterías de misiles costeros anti-buque y minas, se denomina Control Negativo del Mar. Asimismo, el uso de medios de oportunidad y vectores tácticos asimétricos pueden contribuir a estas acciones de negación.
El Control del Mar posibilita otras acciones concurrentes o posteriores, en la mar o de proyección sobre tierra. Permite asegurar la libertad de navegación y el comercio marítimo, así como el despliegue de fuerzas conjuntas y su sostenimiento durante laejecución de misiones de Disuasión y Defensa o de Proyección Exterior, incluso cuando as operaciones apoyadas están centradas en tierra.
La protección del transporte por vía marítima será pues un importante cometido para la Fuerza Naval en todas las operaciones, pudiendo requerir el empleo de equipos de protección, la escolta de los buques empleados, o incluso, cuando la amenaza sea significativa, el empleo de su propia capacidad de proyección.
Operaciones
Las operaciones que puede realizar la Fuerza Naval para obtener el Control del Mar dependerán de si actúa formando parte de una fuerza conjunta en operaciones de defensa o expedicionarias, en el ámbito nacional, o en el ámbito multinacional combinadas con socios o aliados. En general, las posibles operaciones de Control del Mar pueden describirse en función de la zona en que tienen lugar:
Algunos ejemplos de operaciones de Control del Mar pueden ser: proteger el tránsito de una fuerza conjunta hacia una zona de operaciones, asegurar la libertad de maniobra en el litoral para proyectar capacidades sobre tierra en el lugar de interés, proteger las líneas de comunicación marítima en pasos estratégicos y entre puertos de interés, proteger el tráfico mercante para asegurar los suministros vitales, imponer un embargo comercial, bloquear una fuerza naval o mantener una zona de exclusión aérea.
Medios
Para conseguir el Control del Mar, la Fuerza Naval precisa disponer de unidades tecnológicamente avanzadas y con alta capacidad de combate, capaces de eliminar la amenaza por debajo y sobre la superficie del mar, especialmente el submarino, la mina, los buques de superficie y, en su caso, los aviones de combate (así como las armas que puedan lanzar, principalmente torpedos y misiles antibuque). En concreto, debe contar con portaaviones (o buques anfibios con capacidad de operar con aeronaves de ala fija y ala rotatoria), buques de escolta con capacidad de combatir en las tres dimensiones, buques logísticos, submarinos, unidades MCM, aeronaves y unidades de infantería de marina. En todos los ámbitos, los medios no tripulados son un recurso que disminuye los riesgos que debe asumir la Fuerza Naval. Además, las operaciones para la obtención del Control del Mar requieren del concurso de capacidades conjuntas y específicas de otros componentes o unidades aliadas: medios de patrulla marítima, medios de interdicción aérea en áreas litorales, inteligencia, vigilancia, reconocimiento y adquisición de blancos (ISTAR), y medios de ciberdefensa.
Se considera clave el dotar a los medios empleados para el Control del Mar con:
sistemas tecnológicamente avanzados, con capacidad de defensa aérea y antimisil, capacidad de guerra antisubmarina, medios de mando y control adecuados, y capacidad de coordinación entre unidades orgánicas y medios de apoyo no orgánicos.
sistemas interoperables con los de las otras unidades de la fuerza conjunta o combinada en la que operen, mediante el empleo de la doctrina nacional y aliada.
medios de Apoyo Logístico que permitan mantener las operaciones en el tiempo.
sistemas C4ISTAR (Command, Control, Communications, Computers, Intelligence, Surveillance, Target Acquisition, Reconnaissance) con capacidad de recuperación y redundancia, que permitan continuar operando en ambientes adversos.
Proyección del Poder Naval sobre tierra
Fundamento
La Fuerza Naval permite controlar los acontecimientos en la mar pero muestra todo su potencial cuando es capaz de influir sobre los acontecimientos que ocurren en tierra. La obtención del Control del Mar le permite maniobrar en la franja litoral para poder proyectar el poder naval sobre tierra, ya sea aportando el esfuerzo principal en una operación conjunta o contribuyendo dentro de una fase del despliegue y sostenimiento de fuerzas en tierra.
La Fuerza Naval permite controlar los acontecimientos en la mar pero muestra todo su potencial cuando es capaz de influir sobre los acontecimientos que ocurren en tierra
La Proyección del Poder Naval sobre tierra se basa en la capacidad de actuar desde la mar contra cualquier adversario mediante acciones de ataque a tierra de aeronaves embarcadas, de fuego naval o de misiles de ataque a tierra, o la proyección de una fuerza ya sea de desembarco o de operaciones especiales para ejecutar operaciones en tierra.
Las aeronaves se pueden desplegar embarcadas en unidades de superficie con capacidad aeronaval, fundamentalmente los portaaviones, que se situarán respecto al escenario sin necesidad de apoyo de nación anfitriona para posicionar a la aviación embarcada para efectuar los ataques a tierra.
Igualmente las unidades tipo fragata pueden disponer de medios de ataque a tierra que van desde los misiles de crucero (con alcances de más de 1000 km) a la artillería con munición convencional o inteligente y autopropulsada. Dependiendo de los medios disponibles y la situación de los blancos, las unidades navales deberán asumir mayor o menor riesgo para ejecutar este cometido.
Las unidades de guerra naval especial pueden ser insertadas con medios aéreos, de superficie o submarinos para efectuar las diferentes posibilidades de actuación que este tipo de fuerzas ofrece, en especial en el entorno marítimo y litoral.
Las operaciones anfibias son la contribución más importante a la Proyección del Poder Naval. La ejecución de estas operaciones requiere disponer de una Fuerza Anfibia Operativa (FAO), compuesta por una Fuerza Naval (FN) y una Fuerza de Desembarco (FD). La FAO es apoyada por otras agrupaciones navales que le proporcionan protección, apoyo de fuegos y logístico.
La aplicación de la maniobra en la mar en las operaciones anfibias requiere velocidad, capacidad de respuesta y movilidad, lo que supone proyectar en tierra la máxima potencia de combate empleando una FD suficiente. Por otra parte, esta premisa permite que las fuerzas puedan permanecer largo tiempo en la mar, proporcionando máxima presencia y capacidad de reacción. Este concepto permite insertar a la FD cerca o en el objetivo y, posteriormente, extraerla rápidamente para empeñarla en otros objetivos empleando la mar como un espacio de maniobra.
Las operaciones anfibias son diferentes de otras operaciones expedicionarias en el sentido de que la fuerza anfibia ejecuta su maniobra táctica desde la mar y la prolonga en tierra sin solución de continuidad, utilizando la mar como espacio de maniobra. Su principal característica diferenciadora es la generación de una capacidad de combate en tierra desde la mar en un periodo corto de tiempo.
El cometido genérico de Proyección del Poder Naval está íntimamente ligado a la libertad de acción de la fuerza naval que le permite escoger el punto de aplicación más adecuado para concentrar la fuerza y, en caso necesario, realizar una acción anfibia. Esta libertad de acción se garantiza mediante el ejercicio del Control del Mar, tanto en aguas abiertas como en el litoral. La interoperabilidad de las unidades de la Armada, así como la capacidad de integrarse en el esfuerzo conjunto y multinacional, serán claves para un empleo eficaz de la Proyección del Poder Naval.
Contribución a la acción conjunta
La Proyección del Poder Naval puede contribuir a una operación conjunta mediante:
Operaciones
Aunque la gran mayoría de las operaciones de proyección realizadas en los últimos años incluyen misiones de imposición de sanciones, de estabilización o de ayuda humanitaria, la Fuerza Naval tiene la capacidad inherente, y para ello se prepara, de realizar una operación de Proyección del Poder Naval.
La Fuerza Naval es capaz de proyectar su poder sobre tierra, en primer lugar, mediante ataques a tierra, ya sean de la aviación embarcada, de misiles de crucero o de fuego naval desde buques de superficie o de unidades de infantería de marina. Estos ataques tienen por objeto dañar o destruir, mediante la utilización de bombas, misiles o munición de precisión, objetivos o capacidades del enemigo priorizados dentro de la lista de blancos conjunta. Esto permite proporcionar capacidad letal para derrotar a un enemigo en tierra, destruir campos terroristas, proteger fuerzas amigas o neutralizar sistemas de armas basados en tierra, en apoyo a operaciones anfibias u otras. Las operaciones de ataque a tierra son el medio principal de conseguir y mantener el acceso operacional.
Asimismo, la Fuerza Naval es capaz de llevar a cabo operaciones anfibias, para lo cual es un requisito obtener previamente y mantener el Control del Mar en la zona de interés. Esto incluye las operaciones precursoras, que incluyen las de apoyo, las de fuerza avanzada y las de pre-desembarco. La maniobra litoral es la capacidad de proyectar fuerzas listas para el combate desde la mar a la costa para obtener una posición de ventaja sobre el enemigo. Puede emplearse bien directamente contra un objetivo en tierra para ejecutar una misión concreta, bien para apoderarse de una infraestructura o instalación que apoye la llegada posterior de fuerzas, o bien, como maniobra que suponga una amenaza costera permanente para el adversario, obligándole a fijar o maniobrar sus fuerzas.
En este apartado también se incluyen las operaciones de evacuación de no combatientes así como el rescate de rehenes desde la mar en ambientes inciertos u hostiles. Actuando de forma autónoma, las operaciones de proyección de la Fuerza Anfibia más probables son las que se realizan en ambiente permisivo o incierto, es decir, en ausencia de objetivos bien defendidos por un adversario convencional. Además, integrada en una fuerza combinada, la Fuerza Anfibia podría realizar operaciones de proyección en ambiente hostil aprovechando la capacidad de maniobra inherente a la Fuerza Naval para elegir el lugar más favorable.
Igualmente, en escenarios más permisivos, una FD puede contribuir a una Operación de Mantenimiento de la Paz estableciendo una fuerza inicial en el teatro con tiempos de reacción, desde que se toma la decisión política, muy reducidos.
Medios
La proyección de la FD desde los buques de la FN y desde el resto de buques que la apoyan se efectúa mediante medios de superficie y aéreos embarcados. Por ello, los citados buques se diseñan para transportar, además de la FD y sus materiales, a los medios de superficie y aéreos necesarios para el movimiento buque-costa (los llamados “conectores”). Los medios aéreos permiten realizar operaciones más allá del horizonte aumentando así la sorpresa y reduciendo la vulnerabilidad en ambientes inciertos, mientras que las embarcaciones de asalto –que permiten posicionar con mayor rapidez n mayor número de efectivos en tierra son más adecuadas en ambiente permisivo o con la amenaza neutralizada al iniciar el movimiento dentro del alcance de las armas del adversario.
No obstante, los buques anfibios no son meros buques de transporte. Proporcionan una serie de capacidades como cubiertas de vuelo (movilidad aérea), diques (movilidad por superficie), infraestructuras para ejercer el mando y control, supervivencia en ambientes donde el acceso está restringido, autonomía logística y apoyo. Son, por tanto, plataformas de combate muy versátiles e interoperables que constituyen la piedra angular de la capacidad de Proyección del Poder Naval sobre tierra, ofreciendo posibilidades de respuesta en todo el espectro de las operaciones, desde presencia hasta operaciones anfibias en una costa hostil o potencialmente hostil, pasando por respuesta a crisis.
Los buques anfibios proporcionan, además, el apoyo en la mar necesario para proyectar, sostener y recuperar las fuerzas de desembarco. El resto de la fuerza naval debe apoyar la operación mediante la obtención y el mantenimiento del Control del Mar, neutralizando la amenaza de armas de negación.
Por su parte, la FD debe disponer de los correspondientes medios de maniobra para las unidades de combate (carros, vehículos, etc.) y los apoyos de combate (artillería A/A y de campaña, zapadores, medios contra-carro, sistemas aéreos tripulados de forma remota, etc.) y apoyo de servicios de combate adecuados a la misión. Todo ello teniendo en cuenta que los escenarios dónde las operaciones anfibias se desarrollan pueden exigir que la FD cuente con medios acorazados que permitan enfrentar fuertes niveles de oposición. Para ello es vital, igualmente, disponer de aeronaves con capacidad de apoyo cercano (CAS (Close Air Support)) a la FD para neutralizar a las fuerzas enemigas.
Por otro lado, la capacidad de la Fuerza Naval de llevar a cabo acciones de ataque al suelo mediante la aviación embarcada reside en la disponibilidad de portaaviones (o, de forma alternativa, de buques anfibios con capacidad de operar con aeronaves de ala fija de despegue vertical) y de aeronaves con capacidad de ataque al suelo. Por su parte, la posibilidad de llevar a cabo acciones de ataque al suelo desde buques descansa principalmente en la artillería naval, si bien se ve multiplicada con misiles tácticos de crucero lanzados desde buques o submarinos.
Operaciones de Seguridad Marítima
Fundamento
En el marco legislativo internacional, la contribución del buque de guerra a las Operaciones de Seguridad Marítima está claramente establecida en las diferentes convenciones internacionales que lo identifican como instrumento en la lucha contra los riesgos y amenazas que acontecen en la mar y en las que le dotan de facultades para ejercer, entre otros, y bajo ciertas circunstancias, el derecho de visita y registro, apresamiento, arresto, detención y desvío de buques. La mayoría de estas convenciones han sido ratificadas por España y, en consecuencia, sus disposiciones han sido incorporadas a la legislación nacional.
La relación de las Fuerzas Armadas con este tipo de actividades está fundamentada en la asignación de cometidos de vigilancia y seguridad marítima que, de forma permanente, les asigna la legislación vigente. En ella se asigna a los miembros de las dotaciones de los buques de la Armada el carácter de agente de la autoridad en el ejercicio de funciones de vigilancia y seguridad marítima. El carácter de agentes de la autoridad de los miembros de la dotación de un buque de guerra se deriva del carácter de “autoridad” que posee su comandante con arreglo a la definición que se contiene en el art. 24.1 del Código Penal: “A los efectos penales se reputará autoridad al que por sí solo […] tenga mando o ejerza jurisdicción propia”. Esta jurisdicción la ejercen los Comandantes de los buques de guerra en función de la legislación nacional en vigor y de las distintas Convenciones y Acuerdos Internacionales ratificados por España.
La relación de las Fuerzas Armadas con este tipo de actividades está fundamentada en la asignación de cometidos de vigilancia y seguridad marítima que, de forma permanente, les asigna la legislación vigente
Por lo tanto, a los buques de la Armada les corresponde actuar para hacer frente a los riesgos y amenazas para la seguridad en el ámbito marítimo, como son el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva, los atentados contra flujos energéticos, la piratería, la inmigración ilegal, los tráficos ilícitos, etc. Las actuaciones en cada una de las áreas mencionadas constituye el ámbito de aplicación de las Operaciones de Seguridad Marítima.
Contribución a la acción conjunta y a la acción del Estado en la mar
El Mando de Vigilancia y Seguridad Marítima es responsable del planeamiento, conducción y seguimiento de las operaciones de vigilancia y seguridad de los espacios marítimos de soberanía, responsabilidad e interés nacional. De este mando dependen operativamente los mandos, unidades y fuerzas que se le asignen (De acuerdo con la “Directiva del JEMAD sobre el Concepto de Empleo de las Fuerzas Armadas”) o las organizaciones operativas constituidas o que se constituyan para el cumplimiento de las tareas que se encomienden. El Comandante del Mando de Vigilancia y Seguridad Marítima forma parte de la cadena operativa para el ejercicio de sus cometidos.
A través de estas estructuras, la Fuerza Naval desempeña una función primordial en el ámbito de la Seguridad Marítima, estando especialmente dotada y preparada para las acciones que se deban ejecutar, ya sea de forma autónoma o en apoyo a otras autoridades con competencias legales en el entorno marítimo. En este último caso, las unidades de la Fuerza Naval pueden operar como vectores desde los que operan equipos operativos de otros departamentos con competencias en la acción del Estado en la mar.
Operaciones
Las Operaciones de Seguridad Marítima (Maritime Security Operations - MSO) que puede efectuar las Fuerza Naval son, básicamente, la Vigilancia Marítima Integral y las Operaciones de Interdicción Marítima, que hacen posible lo siguiente:
Vigilancia Marítima Integral
La vigilancia de los espacios marítimos efectuada por las unidades de la Armada es una vigilancia permanente e integral, llevada a cabo incluso durante actividades de preparación de la Fuerza. La vigilancia marítima contribuye de forma esencial al Conocimiento del Entorno Marítimo (MSA), posibilita las operaciones de Seguridad Marítima, apoya la acción del Estado en la mar y, en general, contribuye a la ejecución de los distintos cometidos operativos. La Fuerza Naval realiza operaciones de vigilancia marítima en aquellos espacios marítimos donde España ejerce soberanía, derechos soberanos o jurisdicción, y en los espacios de interés que se determinen, siempre bajo estricta observancia del derecho marítimo internacional.
Operaciones de Interdicción Marítima
Llevar a cabo alguna de las tareas propias de la Seguridad Marítima puede implicar la realización de operaciones de interdicción marítima, que tendrán por objeto interceptar amenazas lo más lejos posible de nuestras costas. Se podrán realizar embarcando equipos operativos de la Armada o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, dependiendo de la amenaza y del cometido concreto.
Las Operaciones de Interdicción Marítima tiene por objetivo interceptar amenazas lo más lejos posible de nuestras costas.
Dentro del mar territorial las operaciones principales de interdicción se limitarán a aspectos de soberanía en dichas aguas y actuaciones ante delitos flagrantes. Además, se contemplan las operaciones de apoyo a las Fuerzas y Cuerpos Seguridad del Estado en virtud de los acuerdos suscritos entre el Ministerio de Defensa con otros departamentos responsables.
Cuando estas operaciones de interdicción se desarrollen fuera del mar territorial, las unidades de la Armada actuarán en el ejercicio de las potestades reconocidas en convenciones y acuerdos internacionales suscritos por España que resulten de aplicación, particularmente las que desarrollan el estatuto internacional del buque de guerra, y la legislación nacional.
Cuando estas operaciones se efectúen en apoyo de la Autoridad Judicial competente para conocer delitos de carácter extraterritorial (Art. 24 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial), las unidades de las Armada podrán incorporar personal de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en virtud de acuerdos suscritos entre el Ministerio de Defensa y otros Ministerios.
Estas operaciones se podrán realizar de manera autónoma por la Fuerza Naval, o en cooperación con otras marinas, guardias costeras y/o autoridades civiles con capacidad de intervención. Además, la Fuerza Naval podrá realizar operaciones de contingencia en estos espacios marítimos. En cualquier caso, las dotaciones de las unidades de la Armada dispondrán de la formación, instrucción y adiestramiento necesarios para poder desarrollar las funciones de vigilancia y seguridad marítima encomendadas.
Estas operaciones se podrán realizar de manera autónoma por la Fuerza Naval, o en cooperación con otras marinas, guardias costeras y/o autoridades civiles con capacidad de intervención
La Fuerza Naval estará en condiciones de alistar los medios necesarios en aquellos supuestos en los que la velocidad de respuesta sea requisito imprescindible para hacer frente a la amenaza. Para ello, se diseñarán planes específicos de alistamiento gradual de unidades basados en la inteligencia.
Las Operaciones de Seguridad Marítima que se realicen en espacios de interés alejados del territorio nacional deberán tener en cuenta los marcos de cooperación, regional o multinacional, existentes en la zona. El esfuerzo compartido con nuestros socios y/o aliados, así como el reconocimiento de las iniciativas endógenas en zona, son factores a tener en cuenta en estas operaciones. Además, por motivos de eficiencia, se procurará que las operaciones se realicen de manera simultánea con otras actividades de cooperación que pueden incluir el fortalecimiento de capacidades marítimas, las visitas diplomáticas a puertos para mejorar las relaciones bilaterales, todo ello en el marco de una visión integral de la acción del Estado en la mar.
La cooperación con otras autoridades en MSO
Garantizar la eficiencia en las Operaciones de Seguridad Marítima requiere la cooperación y coordinación entre los distintos organismos y autoridades, civiles y militares, con competencias relacionadas con la acción del Estado en la mar, ya que:
La Armada, en aplicación del espíritu de la Estrategia de Seguridad Marítima Nacional, impulsa a nivel nacional la celebración de acuerdos con los organismos y autoridades nacionales con competencias legales en el entorno marítimo, relacionadas con las operaciones MSO. Asimismo, a nivel internacional, se dispone y se fomentan los acuerdos con las marinas de países vecinos y de especial interés.
La Armada impulsa a nivel nacional la celebración de acuerdos con los organismos y autoridades con competencias legales en el entorno marítimo
Para realizar operaciones MSO eficaces entre distintos organismos y autoridades se precisa, de acuerdo con las líneas de acción de la Estrategia de Seguridad Marítima Nacional, desarrollar plenamente el actual entramado de acuerdos y establecer la apropiada coordinación de esfuerzos, así como desarrollar protocolos comunes de actuación basados en el concepto de agencia apoyada y agencia que apoya. La identificación de la agencia apoyada se realizará en base a la localización y naturaleza de la amenaza, competencia legal y disponibilidad de medios. La colaboración entre distintas autoridades deberá conseguir que de forma rutinaria las fases de planeamiento y ejecución de las operaciones de Seguridad Marítima puedan desarrollarse en común.
Los ejercicios inter-agencias de Seguridad Marítima constituyen un marco apropiado para desarrollar y experimentar estos protocolos de actuación. Es importante diseñar estos ejercicios de forma que permitan comprobar y mejorar la colaboración y coordinación entre autoridades a todos los niveles, desde el táctico al de planeamiento y conducción de las operaciones.
Medios
Todos los buques de la Armada pueden contribuir a las operaciones de Seguridad Marítima, si bien existen buques específicamente diseñados para estos fines, como son los patrulleros de altura y, en especial, los buques de acción marítima (BAM). Se trata de las unidades idóneas para la ejecución de estos cometidos en los espacios marítimos de interés. En las operaciones que se determinen, estos buques embarcarán Equipos Operativos de Seguridad de la Fuerza de Infantería de Marina con cometidos específicos de protección de la fuerza (MFP) y de apoyo a operaciones de interdicción marítima (MIO), así como aeronaves tripuladas o pilotadas de forma remota.
Los buques y la Unidad de Buceadores de la Fuerza de Medidas contra Minas, con su capacidad de contraminado y de desactivación de explosivos, pueden contribuir en operaciones de Seguridad Marítima cuando la actividad terrorista pueda recurrir al uso de artefactos explosivos en el ámbito marítimo.
Los miembros de las dotaciones de los buques de la Armada tienen el carácter de agentes de la autoridad en el ejercicio de funciones de vigilancia y seguridad marítima.
Apoyo a autoridades civiles
Fundamento
La Ley Orgánica de la Defensa Nacional establece, dentro de las misiones encomendadas a las Fuerzas Armadas, "el apoyo a las Instituciones del Estado y las Administraciones Públicas para contribuir a la seguridad y bienestar de los ciudadanos".
Así, en el ámbito de sus cuatro misiones genéricas, la Armada contribuye al esfuerzo de otras Instituciones del Estado y las Administraciones Públicas, en especial aquellas con responsabilidad en la acción del Estado en la mar. La colaboración se concreta mediante acuerdos de cooperación interministeriales que definen, entre otros aspectos, el alcance de los apoyos y su financiación. La tendencia es incrementar la cooperación para realizar un empleo lo más eficiente posible de los medios del Estado.
Contribución a la acción del Estado en la mar
Por su experiencia acumulada operando en el complejo entorno marítimo, sus capacidades específicas en algunas áreas, sus medios de apoyo logístico, sus centros de enseñanza y formación, y por la propia eficiencia en la gestión de recursos públicos, la Armada puede apoyar el esfuerzo de otras instituciones y organismos del Estado en el desempeño de sus cometidos.
Dentro de las misiones encomendadas a las Fuerzas Armadas está el apoyo a las Instituciones del Estado y las Administraciones Públicas para contribuir a la seguridad y bienestar de los ciudadanos
En este sentido, la Armada apoya, entre otras, a autoridades públicas nacionales con competencias en el control del tráfico marítimo, la seguridad en la navegación, la seguridad de la vida humana en la mar, la vigilancia de pesca, la búsqueda y rescate de náufragos, la investigación oceanográfica, la protección de los recursos naturales, del patrimonio arqueológico y del medio marino. Así mismo la Armada tiene las competencias que le son atribuidas en la Ley 14/2014 de Navegación Marítima en lo relativo a patrimonio cultural subacuático, salvamentos, remolques y extracciones.
Además, según la legislación vigente, la Armada mantiene competencias en la seguridad en la navegación a través del Instituto Hidrográfico de la Marina, cuyo cometido principal como organismo científico y técnico es el de los levantamientos hidrográficos y los estudios del relieve submarino en las costas y áreas marítimas españolas y en los hallazgos y extracciones en el ámbito marítimo.
En el ámbito internacional, existen agencias que coordinan la acción de los Estados en la mar en políticas marítimas comunes. La Armada también debe estar en disposición de apoyar a estas agencias civiles internacionales, estableciendo los procedimientos que permitan el empleo de la Fuerza Naval de manera compatible y coherente con el resto de sus actividades.
Operaciones
Las actividades y operaciones más importantes que desarrolla la Fuerza Naval como contribución a la acción del Estado en la mar, normalmente en Apoyo a Autoridades Civiles con competencias en dicho ámbito, son:
Medios
Aunque cualquier unidad de la Fuerza Naval es capaz de participar en este cometido operativo genérico, son las unidades de la Fuerza de Acción Marítima las mejor dotadas para desempeñar este cometido operativo.
Operaciones de Seguridad Cooperativa
Fundamento
La contribución de las Fuerzas Armadas en tareas de cooperación y ayuda a terceros países en apoyo a la acción exterior del Estado es cada vez más frecuente. Normalmente, esta contribución se materializa a través de operaciones para proporcionar asistencia a fuerzas militares de otros Estados en los aspectos de preparación y adiestramiento, o de actividades de apoyo al desarrollo de capacidades regionales navales en general y de Seguridad Marítima en particular.
Las operaciones para proporcionar asistencia a fuerzas militares de otros estados en los aspectos de preparación y adiestramiento son cada vez más demandadas.
De acuerdo con la legislación internacional, los Estados son los responsables del control de sus espacios de soberanía y jurisdicción y de contribuir a la seguridad en la alta mar. Sin embargo, en determinadas partes del mundo, ya sea por la carencia de medios o por falta de preparación, existen Estados que son incapaces de realizar estas tareas. Este cometido operativo genérico permite reforzar las relaciones con las Fuerzas Armadas de aquellos países con los que se comparten o se fomentan intereses comunes y, así, contribuir también al mantenimiento de un entorno marítimo seguro en áreas de particular interés nacional.
Contribución a la acción exterior del Estado
España puede contribuir a la gestión de estos desafíos impulsando la cooperación para mejorar las capacidades de Seguridad Marítima de esos Estados. La Armada puede ser un instrumento fundamental de esta contribución por su capacidad de interlocución con los distintos actores, en especial marinas y guardias costeras.
Todas estas actividades de cooperación, entendidas como contribución a la acción exterior del Estado, surgen en respuesta a planes específicos de acción del Gobierno y exigen una coordinación de todos los organismos nacionales e internacionales implicados. Para identificar las necesidades concretas de los distintos países de interés será normalmente necesaria una misión previa sobre el terreno para conocer los organismos y autoridades con competencias en el ámbito marítimo y generar confianza. En este sentido será fundamental la coordinación y apoyo de las Embajadas acreditadas. Además, la realización de alguna de las actividades descritas puede requerir la firma de acuerdos de cooperación.
Hay que tener en cuenta que muchas actividades de cooperación en el área del fortalecimiento de capacidades militares con terceros países se encuadran dentro de un marco de actuación multinacional que coordina algún organismo internacional como la ONU, la IMO o la UE, por lo que las actividades específicas de cooperación nacional tendrán que ser normalmente coordinadas a nivel internacional para tener una mayor eficacia.
La Fuerza Naval apoya la acción exterior del Estado elaborando planes de actuación específicos conforme a las Directivas o Planes de orden superior que permitan alinear las acciones tácticas de las unidades de la Armada con las que llevan a cabo otras agencias u organismos. En cualquier caso la actividad de la Armada estará guiada por planes de actuación aprobados por el Gobierno, a través de las cadenas de autoridad pertinentes y que preferiblemente serán coordinados con el resto de países aliados y amigos. Siempre se tendrá en cuenta que todas las actividades se deben adaptar a las necesidades e intereses de los países con los que se colabora.
Operaciones
En concreto, la Armada puede contribuir al cometido de Seguridad Cooperativa mediante las siguientes operaciones y actividades:
Medios
Todos los buques y unidades de la Armada son susceptibles de participar en operaciones de fortalecimiento de capacidades marítimas aunque se considera que los que mejor están preparados para este cometido son los buques de la FAM, y en especial, los patrulleros de altura y los BAM. Se deben aprovechar las navegaciones de los buques en las zonas de países objeto de interés para implementar los planes de actuación específicos.
Unas capacidades adicionales para este tipo de misiones, por fuera de la estructura de la Fuerza, son las que ofrecen los Centros de Formación, que pueden ser muy apropiadas en apoyo a este tipo de cometidos.
Auxilio en Catástrofes y Situaciones de Emergencia
Fundamento
Las unidades de la Armada por sus características expedicionarias ofrecen una capacidad de respuesta rápida para proporcionar asistencia en situaciones de catástrofes, incluyendo la ayuda humanitaria. En este sentido los buques logísticos y anfibios de la Fuerza Naval con sus capacidades de helicópteros de transporte y evacuación médica, lanchas de desembarco, quirófanos y medios de mando y control, capacidad de suministro de energía y agua potable, medios y maquinaria de ingenieros, representan un elemento muy valioso en la constitución de una fuerza conjunta para la asistencia en casos de desastres.
Operaciones
En el ámbito nacional, cuando la emergencia se produzca en tierra, la aportación de la Armada forma parte normalmente del dispositivo de acción que elabore la Unidad Militar de Emergencias, que se considera el elemento más importante de reacción para situaciones de catástrofe, emergencia o calamidad pública. Los medios de la Fuerza Naval deben estar preparados para alistarse con urgencia e integrarse junto con otros medios de las Fuerzas Armadas, de acuerdo con los planes y procedimientos de colaboración acordados.
Cuando la situación de emergencia se produce en la mar, las acciones de la Fuerza Naval se coordinan con los organismos y agencias de otros departamentos que cuentan con competencia legal en la materia. Se deben mantener actualizados los planes y procedimientos de actuación en este ámbito, a la vista del desarrollo de los acuerdos que se establezcan derivados de la Estrategia de Seguridad Marítima Nacional, y con la coordinación del Consejo Nacional de Seguridad Marítima.
Además, la Armada es el único estamento del Estado que cuenta con equipos, procedimientos, medios y personal cualificado y dedicado al Salvamento de Submarinos por los compromisos suscritos en esa materia con otros estados soberanos y organizaciones internacionales. En las Zonas de Responsabilidad de Búsqueda y Salvamento correspondientes al Estado español existen áreas sensibles por las que transitan un elevado número de submarinos, como puede ser el Estrecho de Gibraltar.
Los mismos medios navales útiles para la gestión de catástrofes en el ámbito nacional también pueden apoyar ante situaciones de catástrofes en el ámbito internacional que normalmente se encuadran dentro de una respuesta amplia de la comunidad internacional, lo que exige un alto nivel de cooperación entre todos los organismos e instituciones participantes. En este sentido, los medios de mando y control de los buques anfibios de la Fuerza Naval constituyen una capacidad de gran utilidad en estos complejos escenarios.
Medios
Aunque los medios más idóneos para este cometido operativo son los buques anfibios por las especiales características y capacidades mencionadas, cualquier unidad de la Fuerza Naval puede contribuir en estas situaciones de emergencia.
Posibilitadores de las operaciones navales
Para el desarrollo de los cometidos genéricos apuntados en los apartados precedentes de este capítulo, la Fuerza Naval necesita unas funciones de apoyo auxiliares o posibilitadoras (Traducción literal de la palabra “enablers”) , que pueden ser específicas o conjuntas. Aquí se tratarán solamente aquellas que se desarrollan en la estructura orgánica de la Armada y que, en algunos casos, podrían constituir una aportación específica a las operaciones conjuntas.
Estas funciones o “elementos posibilitadores” son los siguientes:
Conocimiento del Entorno Marítimo
Fundamento
Las actividades que se desarrollan en la mar y que ponen en peligro nuestra seguridad conviven, en espacio y tiempo, con otras absolutamente necesarias y lícitas. El reto es efectuar un seguimiento integral y una monitorización permanente de todas ellas para poder diferenciarlas. De ahí que la Seguridad Marítima, para ser efectiva, requiera del Conocimiento del Entorno Marítimo (Maritime Situation Awareness-MSA), elemento posibilitador para actuar contra las actividades que representan una amenaza en el ámbito marítimo, y que se obtiene a través de la presencia naval y la vigilancia marítima. Igualmente, el MSA, entendido como “la comprensión de la situación marítima en un momento y lugar determinado”, contribuye a mejorar la eficacia en el planeamiento y conducción de otras operaciones navales.
La obtención del MSA requiere una arquitectura que soporte la obtención, fusión, correlación, análisis y diseminación de un ingente volumen de información, clasificada o no, relativa a buques, personas, cargamentos, infraestructura y zonas de interés. El número de sistemas y servicios de información, tanto civiles como militares, existentes en el ámbito marítimo es elevado. Todos ellos pueden contribuir de manera significativa a alcanzar un mejor MSA si comparten la información. Para ello se necesita un enfoque integral que solo puede ser conseguido mediante la colaboración de toda la comunidad marítima (fuerzas navales, organizaciones marítimas, industrias navieras, compañías de seguros, etc.), tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
En España, la Estrategia de Seguridad Marítima Nacional establece que el camino a seguir es el incremento de la cooperación y la mejora de la coordinación entre todos los organismos y agencias con competencias en la acción del Estado en la mar, lo que debe materializarse en la firma de nuevos acuerdos interdepartamentales y la revisión de los ya existentes para mejorar los protocolos de intercambio de información marítima. Ello requiere la creación de un entorno de colaboración virtual que permita compartir la información necesaria, en tiempo real o no, para las agencias participantes ante situaciones concretas; así como la mejora de las herramientas para la fusión, correlación y análisis del entorno marítimo (Estrategia de Seguridad Marítima Nacional). En el plano internacional, la Estrategia de Seguridad Marítima de la UE y la Estrategia Marítima Aliada de la OTAN, enfatizan la importancia del conocimiento de la situación marítima. En este contexto es necesario seguir mejorando la cooperación intersectorial y la interoperabilidad a escala nacional y de la UE en lo que se refiere a la vigilancia marítima integrada así como de desarrollar un entorno común de intercambio de información (CISE: Common Information Sharing Environment. CISE es un desarrollo conjunto entre la Comisión Europea y los estados miembros, que integra los sistemas de vigilancia y redes existentes para proporcionar a las agencias autorizadas acceso a la información necesaria para su misión en la mar.).
Contribución a la acción conjunta y a la acción del Estado en la mar
La Armada es responsable de facilitar la colaboración necesaria para llevar a cabo el intercambio de información que permita obtener el mejor MSA tanto en el ámbito de las operaciones específicas o conjuntas como en el marco de los acuerdos con las autoridades con responsabilidad en la acción del Estado en la mar.
Medios
El Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima (COVAM), del Cuartel General de la Fuerza de Acción Marítima, es el centro de fusión y análisis de datos relativos al entorno marítimo, que centraliza la entrada de la información procedente de sensores y bases de datos propios y de otros organismos basándose en acuerdos o contratos suscritos, y de las redes civiles y militares, nacionales e internacionales, de las que forma parte.
El Mando de Acción Marítima dispone de las herramientas necesarias para la gestión de los datos recibidos, y generar la base fundamental para el MSA de la Fuerza Naval, cuyos productos se distribuirán a las autoridades de la Armada. Estas autoridades podrán completar la base con información adicional de nivel operacional y/o estratégico. Además, esta información se podrá integrar en sistemas de mando y control y/o sistemas de inteligencia.
El Cuartel General de la FAM tiene vocación de actuar como centro generador de MSA en beneficio de la Seguridad Marítima nacional, independientemente de la autoridad responsable del planeamiento y conducción de las operaciones concretas a realizar. En consecuencia, se podrá poner a disposición de otros actores, en todo o en parte, garantizando su seguridad y el desarrollo de sus responsabilidades legalmente establecidas.
Además, el COVAM del Cuartel General de la FAM tiene la capacidad de contribuir al MSA en operaciones navales en teatros alejados, mediante lo que se denomina un haz móvil de vigilancia marítima.
Capacidad C4ISTAR
Los complejos escenarios de actuación de la Fuerza Naval exigen una superioridad en la información que garantice a su vez la superioridad en el ritmo operacional, con mínimas bajas de combate y escasos daños colaterales. Esto sólo se puede conseguir con sistemas eficaces de C4ISTAR que permitan integrar, fusionar y analizar gran cantidad de información y datos de distintas fuentes y sensores en tiempo real. El correcto análisis de la información debe permitir al mando ciclos de decisión más cortos.
La interoperabilidad de estos sistemas debe permitir integrar información de distintas fuentes y explotarla y diseminarla de forma adecuada. Además, estos complejos sistemas deben contemplar las medidas necesarias para proteger, detener y responder ante toda actividad no autorizada.
Mando y Control
Los sistemas de mando y control para las operaciones navales deben ser capaces de facilitar al mando la evaluación de la situación y permitir el intercambio fiable y permanente de información en el nivel táctico, en el nivel operacional y, excepcionalmente, en el estratégico. Además, los medios de mando y control deben ser lo suficientemente robustos para resistir ataques cibernéticos.
Los sistemas de mando y control específicos de la Armada se integrarán en el Sistema de Mando y Control Militar (SMCM) para facilitar la interoperabilidad de las unidades de la Armada en operaciones conjuntas bajo la estructura operativa de las Fuerzas Armadas a las órdenes del JEMAD.
En operaciones multinacionales se emplean los sistemas de mando y control propios de la organización internacional de que se trate, manteniendo, mediante sistemas y servicios nacionales, el enlace con las cadenas de mando operativa y orgánica nacionales, con esta última para facilitar el apoyo logístico.
La sustitución de los sistemas de mando y control más antiguos con la implantación de nuevos sistemas, tanto en el ámbito de la OTAN como de la UE, está en desarrollo, por lo que se debe hacer un seguimiento para garantizar la adecuada integración de las unidades de la Fuerza Naval en operaciones multinacionales.
Por otro lado, la Fuerza Naval debe mantener la capacidad de mando y control para las operaciones de Vigilancia y Seguridad Marítima. Esta capacidad debe ser compatible con la de otros organismos del Estado con responsabilidades en el ámbito marítimo. Los centros de mando y control principales de la Armada son el Centro de Operaciones Navales (CON) del Cuartel General de la Flota y el Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima (COVAM) del Cuartel General de la FAM.
Además, la Fuerza Naval dispone de plataformas navales que se pueden configurar como centros de mando y control embarcados. La mejor muestra es el LPD “Castilla” que proporciona una capacidad de mando desplegable nacional para que el Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad pueda actuar como Mando Componente Marítimo. Esta capacidad de mando se ofrece a la OTAN y a la UE. Además, esta capacidad, debidamente configurada, también podría actuar como soporte para un Mando Conjunto nacional. Otros buques de la Fuerza Naval tienen también capacidad para configurarse como centros de mando y control de menor nivel.
La entrada en servicio del LHD “Juan Carlos I” ofrece, como plataforma de mando y control, la posibilidad de apoyar una operación conjunta limitada.
Dichos buques, apoyándose en los medios disponibles a bordo, podrán configurar las redes de área local y capacidades de mando y control necesarias (nacionales, OTAN, UE, o de misión, clasificadas o no), dependiendo de la misión.
Determinados mandos orgánicos de la Armada también pueden aportar la capacidad de mando y control necesaria para, cuando se les designe para una operación específica, integrarse en estructuras operativas, desplegarse y ejercer el mando de fuerzas de la entidad que corresponda. Al respecto, La Instrucción 52/2009, de 31 de julio, del AJEMA, por la que se desarrolla la organización de la Fuerza de la Armada, identifica los estados mayores desplegables de los mandos subordinados al Almirante de la Flota que se pueden emplear en la estructura operativa (ALNAV, COMGEIM, COMGRUP-2 y GETEAR)
Vigilancia, reconocimiento y designación de blancos
Las unidades de la Armada tienen equipos para efectuar vigilancia, reconocimiento y designación de blancos, y reconocimiento. Estos medios son especialmente valiosos en escenarios con amenaza asimétrica en los que la correcta identificación de objetivos es esencial.
Los equipos para vigilancia, reconocimiento y designación de blancos, que se encuadran tanto en la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR) como en la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE), suponen también una capacidad que puede contribuir a la acción conjunta.
El uso en operaciones de sistemas aéreos tripulados de forma remota (RPAS (Remotely Piloted Aircraft System)), tanto los conjuntos de carácter operacional o estratégico como los de nivel táctico, operados por la Armada, ha demostrado su enorme utilidad, tanto para los cometidos de Control del Mar y de Proyección del Poder Naval como para los de Seguridad Marítima. Esta capacidad permite su empleo táctico en la mar como alternativa a los helicópteros embarcados, así como su empleo táctico por la Fuerza de Infantería de Marina. Es necesario profundizar en el concepto de empleo de estos sistemas para su adecuada aplicación a las operaciones navales.
Igualmente, y en colaboración con el CIFAS, habrá que prestar atención a los programas nacionales y multinacionales relativos a productos de vigilancia y reconocimiento que están en desarrollo, y su posible incorporación a la Armada en el momento que se determine a través del correspondiente proceso de planeamiento En este sentido no deberemos perder de vista la necesaria compatibilidad, integración e interoperabilidad dentro de la capacidad conjunta IRV (Inteligencia, Reconocimiento y Vigilancia).
Inteligencia
La Armada tiene medios para la obtención y elaboración de inteligencia en el entorno marítimo de utilidad para el ámbito conjunto y específico. Constituye una aportación valiosa a la prevención de conflictos en el entorno marítimo mediante operaciones de inteligencia militar que permiten el establecimiento de la situación en los espacios marítimos de interés. Además, también resulta fundamental para la eficacia de las operaciones de Seguridad Marítima como contribución al Conocimiento del Entorno Marítimo.
Esta contribución se materializa, por medio de equipos de obtención de inteligencia en buques, aeronaves e instalaciones en tierra, equipos de Guerra Naval Especial y plataformas navales específica En este sentido, la capacidad SIGINT se materializa en la posibilidad ELINT y COMINT que proporcionan los sistemas embarcados en la mayoría de los buques y en la BRIMAR, a la que habría que sumar la capacidad ACINT que incorporan los submarinos, de extrema utilidad para conocer la firma acústica de las unidades de un hipotético adversario. La capacidad IMINT está también ampliamente desarrollada en los buques, aeronaves de la FLOAN y unidades de Infantería de Marina (BRIMAR y FGNE). Por último resaltar la capacidad HUMINT que poseen tanto la BRIMAR como la FGNE.
Como complemento a las capacidades anteriores en la aportación a la inteligencia, conjunta resaltar dos unidades, un buque de obtención de inteligencia con mayores capacidades que el resto, y el personal especializado del Grupo Embarcable de Apoyo Técnico.
El empleo de estas capacidades deberá estar en sintonía tanto con la correspondiente Directiva de Inteligencia de la Defensa como con los conceptos operativos que el CIFAS, como organismo de más alto nivel dentro de las FAS, en el ámbito de la inteligencia, emita.
Ciberdefensa
La cada vez mayor dependencia de las operaciones navales en la tecnología hace que los sistemas de mando y control sean una posible vulnerabilidad frente a adversarios con capacidades de efectuar ciberataques. Esta lectura es compartida por otras marinas y organizaciones internacionales en las que la ciberdefensa es una preocupación creciente.
La Armada debe conseguir que los sistemas y la infraestructura asociada a los sistemas de mando y control específicos sean lo más robustos posible. Además deberá disponer de medios para prevenir, detectar y neutralizar posibles ataques. En este sentido, será fundamental la sincronización con los conceptos de operación derivados del Mando Conjunto de Ciberdefensa, máximo responsable dentro de las FAS en este ámbito.
Todas las actuaciones en materia de ciberdefensa deberán ir acompasadas con las iniciativas conjuntas y combinadas, puesto que en múltiples ocasiones la infraestructura de apoyo es compartida para con ello conseguir mayor eficiencia en el empleo de recursos.
Apoyo Logístico Operativo
El apoyo logístico, que por sí mismo puede considerarse como un principio más de las operaciones navales, se desarrolla de acuerdo con la doctrina establecida por el JEMAD, y se fundamenta en el principio de que una adecuada combinación de medios logísticos, puestos a disposición del Comandante de una fuerza conjunta, puede proporcionar el apoyo más adecuado y eficiente a una operación. De acuerdo con la doctrina en vigor, los componentes específicos de una fuerza conjunta son los encargados de identificar las organizaciones logísticas necesarias para llevar a cabo sus propias operaciones específicas. En consecuencia, la Armada es responsable de proporcionar apoyo logístico a unidades desplegadas, sin que ello sea impedimento para que pueda integrarse en el esfuerzo logístico común nacional, o en estructuras logísticas multinacionales. Además, la Armada necesita dar apoyo logístico a las unidades que ejecutan cometidos permanentes.
Por lo tanto, el sostenimiento de las operaciones navales exige una capacidad de Apoyo Logístico Operativo, que en la Armada se materializa principalmente en los buques de apoyo de combate (BAC) y, en su caso, en los centros de apoyo logístico avanzados (FLS). Esta capacidad de Apoyo Logístico Operativo también puede apoyar el sostenimiento de una fuerza conjunta o combinada desplegada (Para apoyo específico al Ejército de Tierra, la Fuerza Naval cuenta con los buques auxiliares “Martín Posadillo” y “Camino Español”). Además existe la posibilidad de aportar un “ROLE 2” en cuanto a capacidades sanitarias a bordo de LHD o LPD con las ventajas que su movilidad ofrece.
Las unidades de la Fuerza de Infantería de Marina, disponen en permanencia en su estructura orgánica de los elementos de apoyo de servicios de combate para su propio sostenimiento en campaña. El apoyo logístico en operaciones anfibias requiere de las capacidades de los buques anfibios para el apoyo de la Fuerza de Desembarco en tierra.
Protección de la Fuerza
En cualquier cometido operativo la Fuerza Naval se enfrenta a unos riesgos y amenazas que dependerán del tipo de operación, del entorno y de la intensidad de la amenaza existente en el escenario.
En cualquiera de las misiones genéricas serán necesarios medios para la Protección de la Fuerza. Estos medios tendrán como objetivo minimizar la vulnerabilidad de los componentes de la Fuerza Naval y preservar así su libertad de acción. Al hablar de Protección de la Fuerza se considerarán las posibles amenazas no convencionales o asimétricas.
Los medios de la Fuerza Naval en sí mismos pueden considerarse como medios de protección, sin embargo también las unidades de la Fuerza Naval necesitan de protección, en especial en aguas confinadas como pasos angostos, al entrar o salir de puerto, o en tierra.
Además de los sistemas propios de las diferentes unidades de la Fuerza Naval, la FIM dispone de la Fuerza de Protección cuyo cometido operativo fundamental, aquí posibilitador, es la Protección de la Fuerza. Para ello se generan Equipos Operativos de Seguridad que se integran en las unidades de la Fuerza Naval para refuerzo de las capacidades de protección.
Los Medios de la Fuerza Naval de la Armada
La Fuerza Naval de la Armada se organiza con la flexibilidad suficiente para facilitar la transferencia de sus mandos y unidades a la estructura operativa de las Fuerzas Armadas y, en su caso, a estructuras operativas de fuerzas aliadas o bajo el amparo de organismos internacionales. De acuerdo con el documento del JEMAD en el que se define la estructura de la Fuerza Conjunta, la Fuerza Naval mantendrá un equilibrio adecuado para obtener el control del mar, el control del litoral y la proyección del poder naval sobre tierra. Mantendrá una actividad permanente en el entorno de la Seguridad Marítima, la vigilancia y el control del entorno, y de los flujos comerciales o migratorios. Actividad en la que deberá integrar y coordinar otras capacidades o agencias para la gestión del mismo y el desarrollo de las operaciones de seguridad marítima necesarias.
La Fuerza de la Armada se organiza con la flexibilidad suficiente para facilitar la transferencia de sus mandos y unidades a la estructura operativa de las Fuerzas Armadas y, en su caso, a estructuras operativas de fuerzas aliadas.
El contenido de este Anexo se ajusta a la organización y medios actuales de la Armada, y podrá sufrir las modificaciones pertinentes como consecuencia del desarrollo del Real Decreto 872/2014, de 10 de octubre, por el que se establece la organización básica de las Fuerzas Armadas, y resto de disposiciones y directivas en el ámbito del planeamiento militar.
Nuestra Fuerza Naval se encuadra orgánicamente en la Flota, que cuenta con tres componentes principales: la Fuerza de Acción Naval (FAN), la Fuerza de Acción Marítima (FAM) y la Fuerza de Infantería de Marina (FIM). Además, bajo la dependencia directa del ALFLOT, se encuentran encuadradas orgánicamente la Flotilla de Submarinos y la Flotilla de Aeronaves.
El ALFLOT también dispone de un Centro de Doctrina y de un Centro de Evaluación que le permiten asumir sus responsabilidades en ambas materias con directa incidencia en el alistamiento de las unidades de la Flota.
Fuerza de Acción Naval (FAN)
La Fuerza de Acción Naval es un conjunto de unidades y estados mayores, preparados para constituir, de forma rápida y eficaz, las organizaciones operativas que puedan ser necesarias para la realización de operaciones navales. La Fuerza de Acción Naval participa en las cuatro misiones genéricas de la Fuerza Naval y proporciona o contribuye de manera decisiva a todos los cometidos operativos genéricos descritos en este COPNAV. Son propios de la FAN algunos cometidos de la Fuerza Naval como son la Proyección del Poder Naval sobre tierra o el Control del Mar.
En el desempeño de sus cometidos operativos, las unidades de la FAN podrán operar junto a otras unidades de superficie (Pertenecientes a la FAM) y submarinas, unidades aéreas embarcadas, y unidades de Infantería Marina, tanto nacionales como pertenecientes a países amigos o aliados.
La Fuerza de Acción Naval se compone de:
Grupo de Acción Naval 1, cuyo cometido principal es la preparación de las unidades del tipo fragata, que se agrupan en escuadrillas de la misma clase, y de los buques con capacidad de proporcionar apoyo de combate. Su estado mayor tiene carácter «no desplegable».
Las escuadrillas de escoltas están compuestas por unidades tipo fragata, buque versátil y apto para un importante número de cometidos. Entre ellos, el más destacado es el Control del Mar. Así mismo, los buques de escolta ejercen labores de posibilitador de la Proyección del Poder Naval sobre tierra en labores de protección de las fuerzas del Grupo de Acción Naval 2.
Los buques de apoyo al combate (BAC) permiten el sostenimiento de la Fuerza en la Zona de Operaciones, tanto mediante el suministro de repuestos, combustible, agua, municiones, etc., como a través la aportación de una cierta capacidad de reparación de averías.
Grupo de Acción Naval 2, con el cometido principal de la preparación de los buques de proyección. Su Estado Mayor tiene carácter «desplegable», de modo que su Comandante puede actuar como Comandante de una Fuerza Anfibia Operativa (CATF) o de un grupo de acción naval (CTG).
El Grupo de Acción Naval 2 incluye al buque anfibio multipropósito (LHD), a los buques de asalto anfibio (LPDs) y al Grupo Naval de Playa, unidad que efectúa el movimiento buque-costa mediante embarcaciones de desembarco. Constituye el medio empleado para apoyar el cometido de Proyección del Poder Naval sobre Tierra cuando se emplea la Fuerza de Infantería de Marina o las aeronaves de ala fija.
Cuartel General Marítimo de Alta Disponibilidad. A partir de su estructura, junto a las de los Grupos de Acción Naval, se pueden generar EE.MM. desplegables en cualquiera de los escalones de mando de nivel táctico u operacional, si así lo determina el JEMAD (Conforme a lo dispuesto en el Art 4.2.b del RD 872/2014, de 10 de octubre, por el que se establece la organización básica de las FAS). En la situación más exigente, este Cuartel General es capaz de ejercer como mando componente marítimo de una fuerza conjunta tanto nacional como dentro de las alianzas a las que España pertenece o que se puedan constituir.
Este Cuartel General es multinacional y está ofrecido a la OTAN como parte de su estructura de fuerzas.
Fuerza de Acción Marítima (FAM)
Esta Fuerza está formada por el conjunto de medios y unidades que tienen por cometido principal efectuar misiones relacionadas con la Seguridad Marítima, pudiendo contribuir también a las misiones genéricas de Disuasión y Defensa y de Proyección Exterior. Esto se materializa en la vigilancia marítima en los espacios de interés nacional para garantizar la Seguridad Marítima, en la gestión del Conocimiento del Entorno Marítimo y en contribuir al conjunto de actividades que llevan a cabo las distintas administraciones públicas con responsabilidades en el ámbito marítimo, así como auxilio en catástrofes.
La FAM se encuentra desplegada a lo largo del litoral español, y está formada por los buques de acción marítima, patrulleros, cazaminas, unidades auxiliares, buques científicos y buque escuela; además, cuenta con centros especializados relacionados con la acción del Estado en la mar, así como comandancias y ayudantías navales.
De forma más detallada, la FAM está constituida por las siguientes unidades:
Cuartel General de la FAM, con su Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima (COVAM), y órganos de apoyo al mando, necesarios para poder ejercer las funciones propias de la FAM.
Mando Naval de Canarias. Está ubicado en Las Palmas, donde tienen su base los Buques de Acción Marítima así como la Unidad de Buceo de Canarias.
Fuerza de Medidas Contra Minas, asociada a los cometidos operativos de Presencia naval, Control del Mar, operaciones de Seguridad Marítima y Apoyo a Autoridades Civiles, encuadra a los cazaminas, la Unidad de Buceadores de MCM, y el Centro de Proceso de datos MCM.
Unidades de Acción Marítima peninsulares, basadas en las principales bases navales, se incluyen Patrulleros de Altura y Patrulleros de Vigilancia de Zona, transportes ligeros, remolcadores, buques de investigación oceanográfica, buques auxiliares y unidades de buceo. Sus cometidos operativos se encuadran principalmente en la Seguridad Marítima, la Presencia Naval, el Apoyo a Autoridades, el Auxilio en Catástrofes y Situaciones de Emergencia y la Seguridad Cooperativa.
Mandos de Acción Marítima. Las unidades se agrupan bajo la autoridad de cuatro Mandos dependientes del Almirante de Acción Marítima (ALMART), que son el Mando Naval de Canarias (ALCANAR), el Mando de Acción Marítima de Ferrol (COMARFER), el Mando de Acción Marítima de Cádiz (COMARDIZ) y el Mando de Acción Marítima de Cartagena (COMARCART).
Sector Naval de Baleares, ubicado en la Estación Naval de Porto Pi (Palma de Mallorca) supervisa y controla las actividades de la Armada que se realicen en el entorno balear.
Comandancias y Ayudantías Navales, distribuidas por el litoral, ejercen funciones operativas relacionadas con el control del tráfico marítimo, el conocimiento del entorno marítimo y de colaboración en la acción del estado en la mar.
Entre los Centros Especializados en asuntos marítimos específicos cabe destacar el Centro de Buceo de la Armada; y el Instituto Hidrográfico de la Marina, del que dependen los buques hidrográficos.
Por último, hay que señalar otras unidades con dependencia directa del Almirante de Acción Marítima (ALMART), que son el Buque Escuela “Juan Sebastián de Elcano”, el Grupo Embarcable de Apoyo Técnico (GEAT), con el cometido de apoyar en labores de inteligencia a las unidades que lo requieran y las Estaciones de Vigilancia del Estrecho (EVIEST).
En el desempeño de sus cometidos operativos, las unidades de la FAM podrán operar junto a otras unidades de superficie y submarinas, unidades aéreas embarcadas, unidades de Infantería de Marina y de guerra naval especial, tanto nacionales como pertenecientes a países amigos o aliados.
Dentro del ámbito de colaboración con autoridades civiles, las actividades más destacables son la vigilancia del tráfico marítimo, la seguridad en la navegación, la seguridad de la vida humana en la mar, la protección de los recursos naturales, la protección del patrimonio cultural subacuático y la investigación hidrográfica y oceanográfica.
Fuerza de Infantería de Marina (FIM)
La Fuerza de Infantería de Marina (FIM) es el conjunto de medios y unidades de la Armada que tiene como cometidos:
La FIM, como el resto de la Fuerza Naval, se caracteriza por su carácter expedicionario, su capacidad de respuesta, y su versatilidad.
Sobre la base de los cometidos asignados, la FIM se estructura en cuatro componentes:
Cuartel General y órganos de Mando necesarios para poder ejercer el mando de las organizaciones operativas asignadas. Para ello, su Estado Mayor de “dos estrellas” tiene carácter «desplegable» por lo que permite conducir operaciones, tanto en el ámbito nacional como, con los refuerzos necesarios, en el multinacional. Se incrementa así la capacidad de mando de la Armada y su posible contribución a la acción conjunta y combinada.
Fuerza de Desembarco (Brigada de Infantería de Marina “Tercio de Armada”-TEAR)
Elemento fundamental de la capacidad anfibia de la Armada, el TEAR es una unidad de combate de entidad Brigada completa en sí misma, al integrar en su estructura orgánica unidades de combate, apoyo al combate y apoyos de servicio de combate. Junto a las unidades de la Flota, contribuye a conformar organizaciones operativas específicas con capacidad de proyectarse en zonas alejadas del territorio nacional y participar en un amplio espectro de operaciones y en todo tipo de escenarios.
Su diseño es el de una fuerza lo suficientemente ligera para proporcionar una rápida respuesta y lo suficientemente pesada para imponerse en el litoral, con reducida huella logística. Los escenarios de actuación en operaciones anfibias exigen medios acorazados de proyección desde los buques anfibios (AAVs) y medios acorazados de ruedas y cadenas. La movilidad que le otorga su naturaleza anfibia e integración con los buques de la Armada, le hacen especialmente adecuada para ser empleada como fuerza de primera respuesta, tanto en operaciones convencionales como en Operaciones de Respuesta de Crisis, pudiendo ser identificada como la Fuerza de Entrada Inicial de una fuerza conjunta. Asimismo, tiene capacidad para encuadrar una Brigada Anfibia Multinacional.
La naturaleza y organización del TEAR le capacitan especialmente para constituir el núcleo de la Fuerza de Desembarco (FD) en Operaciones Anfibias; contribuir a la generación de una Fuerza Expedicionaria, proyectada por medios navales o por otros medios, y desarrollar cualquier otro cometido que pudiera serle asignado conforme a su capacidad de combate en tierra en estructuras nacionales o combinadas, como es el caso de la SIAF en los “EU Battlegroups”.
Fuerza de Protección (FUPRO). Encuadra en su estructura a las unidades que proporcionan protección física a las personas, bases, instalaciones, unidades, centros y organismos de la Armada. Sus fuerzas están preparadas para participar en Operaciones de Interdicción Marítima, de Protección de la Fuerza, así como, cuando se le requiera, reforzar las capacidades expedicionarias del TEAR.
Su organización le permite articularse en organizaciones operativas pequeñas, capaces de atender cometidos diversos en el ámbito de la Seguridad y Protección en cualquier espacio, el marítimo y/o en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE), así como cualquier otro que se le pueda asignar relacionado con su capacidad de acción en tierra.
De este modo, proporciona apoyo de seguridad mediante la asignación de elementos de Policía Naval a Autoridades, Unidades, Centros y Organismos para el cumplimiento de cometidos específicos de seguridad, protección y escolta. Además, equipos operativos de seguridad marítima (EOS) con cometidos de interdicción marítima y protección de fuerzas navales.
Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE). Es la contribución específica de la Armada a las Operaciones Especiales, incluidas las desarrolladas en el ámbito conjunto y combinado.
La FGNE es capaz de llevar a cabo los cometidos que la doctrina nacional y aliada asigna a las unidades de operaciones especiales, estando especializada en acciones marítimas o iniciadas en el litoral o en alta mar.
Su estructura orgánica también obedece a los mismos criterios de flexibilidad y modularidad del resto de la FIM y facilita la generación de Organizaciones Operativas en los distintos niveles de la GNE y, por extensión, de las Operaciones Especiales. En este sentido, la FGNE es capaz de generar y mantener en operaciones un Grupo de GNE (Special Operations Maritime Task Group (SOMTG), organización operativa OTAN de nivel 2. Hay tres niveles, correspondiendo el nivel 1 al Special Operations Component Command (SOCC) y el nivel 3 al Special Operations Task Unit (SOTU))(Special Operations Maritime Task Group - SOMTG), y contribuir a la constitución de un Mando Componente de Operaciones Especiales y, en su caso y con los apoyos necesarios, liderarlo en el marco conjunto y conjunto-combinado.
Flotilla de Submarinos
Esta unidad agrupa, bajo el mismo mando orgánico, a los submarinos de la Armada.
Los submarinos son unidades que cuentan con una gran capacidad ofensiva, y poseen la ventaja de operar de forma encubierta durante largos períodos de tiempo. Estas características les hacen ser especialmente útiles en la misión genérica de Disuasión y Defensa, y en particular en el cometido operativo de Control del Mar, tanto para negar su uso al adversario como para permitir libertad de maniobra al tráfico mercante y a las fuerzas propias.
Además, su versatilidad y discreción les permite desempeñar cometidos relacionados con la Proyección del Poder Naval, como las misiones de infiltración en la costa de unidades de operaciones especiales, y participar en las funciones posibilitadoras C4ISTAR y Conocimiento del Entorno Marítimo, mediante la recolección de inteligencia, o el reconocimiento e información en zonas avanzadas en apoyo a una Fuerza Naval.
Además el Comandante de la Flotilla de Submarinos es, por delegación del ALFLOT, la Autoridad Operativa de Submarinos (SUBOPAUTH).
Flotilla de Aeronaves
Núcleo a partir del cual se constituyen las unidades aéreas embarcadas o destacadas para contribuir a cualquiera de las misiones y cometidos operativos genéricos actuando como prolongación de los sensores y armas de los buques en la mar, aumentando su radio de acción y proporcionando un medio idóneo de apoyo a las operaciones anfibias (Proyección del Poder Naval sobre tierra).
Está formada por diferentes escuadrillas de helicópteros, aviones y RPAS.
Contribución de los medios de la Armada a los distintos cometidos operativos genéricos y posibilitadores
La capacidad de contribuir a todos los cometidos operativos genéricos configura una Armada equilibrada y eficaz, orientada hacia las operaciones expedicionarias, preparada para la acción conjunta, en permanente disposición para realizar misiones de Disuasión y Defensa, Gestión de Crisis, Seguridad Marítima y Proyección Exterior, contribuyendo a la paz, a la seguridad nacional e internacional y al bienestar de nuestros ciudadanos.
Cada unidad de la Fuerza Naval contribuye a más de un cometido operativo genérico, por lo que la contribución específica a cada operación vendrá definida por las necesidades que se identifiquen en el planeamiento operativo.
En este anexo figura la contribución de los medios de la Armada a los cometidos operativos genéricos desarrollados en este COPNAV. Además de los medios, se deben considerar los Estado Mayores asociados a las diferentes unidades operativas que se generen. Un buque incorpora al Comandante como Jefe de Unidad, pero una agrupación de varias unidades requerirá la generación de la Autoridad y su Estado Mayor de apoyo.
Presencia Naval
Cualquier unidad de la Armada puede contribuir, llegado el momento, a actividades de Presencia Naval, debiendo escogerse la unidad más idónea en cada caso concreto, según el objetivo a alcanzar. En ocasiones, las unidades pueden utilizarse en razón de su oportunidad al encontrarse desplegadas en un teatro determinado desarrollando otra misión diferente.
Los siguientes medios de la Armada contribuyen al cometido operativo de Control del Mar:
Proyección de Poder Naval sobre tierra
Los siguientes medios de la Armada contribuyen al cometido operativo de Proyección del Poder Naval:
Operaciones de Seguridad Marítima
Todos los buques de la Armada pueden contribuir a las operaciones de Seguridad Marítima, si bien las unidades más idóneas son:
Apoyo a Autoridades Civiles
Para este cometido operativo las unidades de la Fuerza Naval son susceptibles de ser empleadas dependiendo de la naturaleza concreta de la actividad a realizar:
Vigilancia de Pesca
Investigación Hidrográfica
Investigación Oceanográfica
Protección del Patrimonio Subacuático
Operaciones de Seguridad Cooperativa
Aunque cualquier unidad de la Armada es susceptible de participar en operaciones de Seguridad Cooperativa, se consideran los buques de la Fuerza de Acción Marítima los más idóneos para colaborar con países con capacidades marítimas limitadas. Así mismo, la FIM, por su capacidad de desplegar equipos de mentorización, resulta esencial en este tipo operaciones.
Se deben aprovechar las navegaciones de los buques en las zonas de países objeto de interés para implementar los planes de actuación específicos.
Además de las unidades de la Fuerza Naval se debe contar con las capacidades de apoyo que pueden ofrecer los diferentes Centros de Formación de la Armada.
Auxilio en Catástrofes y Situaciones de Emergencia
Aunque cualquier unidad de la Armada es susceptible de prestar ciertos Auxilios en Catástrofes y Situaciones de Emergencia, se consideran los medios más idóneos los siguientes:
Conocimiento del Entorno Marítimo
La Armada dispone, como parte integrante del Cuartel General del ALMART, del Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima (COVAM), como centro de fusión de datos relativos al entorno marítimo, que centraliza la entrada de la información procedente de los sensores propios, de otros organismos en base a acuerdos o contratos suscritos, y de las redes civiles y militares, nacionales e internacionales, de las que forma parte.
Todas las unidades de la Armada en la mar contribuyen a este cometido posibilitador proporcionando la información que obtienen con sus sensores. Más específicamente mencionar los Sistemas Aéreos Pilotados de Forma Remota de la Undécima Escuadrilla, operando desde buques con cubierta de vuelo.
Capacidad C4ISTAR
En relación al Mando y Control los principales Centros de la Armada son:
Además, la Fuerza Naval dispone de plataformas navales que se pueden configurar como Centros de Mando y Control embarcados:
Por último señalar las capacidades que permiten desplegar el Cuartel General de la FIM como Centro de Mando y Control de una fuerza de desembarco o terrestre con los apoyos necesarios y de la entidad División.
Otros buques de la Fuerza Naval, como las fragatas, el “Galicia” o los buques de apoyo al combate, tienen también capacidad para configurarse como Centros de Mando y Control de menor nivel.
En cuanto a vigilancia, reconocimiento y designación de blancos, la Fuerza de Infantería de Marina dispone de secciones de reconocimiento en los batallones de desembarco así como dos compañías específicas.
En el ámbito naval se dispone de sistemas aéreos pilotados a distancia que pueden ser embarcados en cualquier buque con capacidad aeronaval (LHD, LPD, fragatas, BAM) así como las unidades de la 9ª Escuadrilla que tienen capacidad de vigilancia, reconocimiento y designación de blancos.
Para las actividades de inteligencia, gran parte de los buques de superficie de la Armada disponen de capacidad de captación de información de señales e imágenes que alimentan el ciclo de inteligencia. Los submarinos incorporan además la capacidad de captar información acústica. La Armada dispone de una plataforma específicamente diseñada para la obtención de inteligencia, el buque auxiliar “Alerta”. Existe además el Grupo Embarcable de Apoyo Técnico que proporciona equipos de especialistas en inteligencia.
En cuanto a la Fuerza de Infantería de Marina, dispone de unidades con capacidad COMINT, ELINT, IMINT y HUMINT.
En cuanto a ciberdefensa, la Armada está desarrollando las capacidades en el ámbito de la Jefatura CIS del Cuartel General que le permitirán hacer más robustos sus sistemas de mando y control y las infraestructuras asociadas que son compartidas con los sistemas conjuntos y multinacionales.
Apoyo Logístico Operativo
Para este posibilitador, la Fuerza Naval cuenta, de forma específica, con los siguientes medios:
Protección de la Fuerza
Cualquier unidad de la Armada tiene capacidad de Protección de la Fuerza. Para este posibilitador la Fuerza Naval dispone además de los Equipos Operativos de Seguridad que se generen dentro de la Fuerza de Protección de la FIM.
La Directiva del JEMAD sobre el Concepto de Empleo de las Fuerzas Armadas establece que el empleo de las Fuerzas Armadas se materializa mediante la actuación del Núcleo de la Fuerza Conjunta (NFC), entendido éste como las unidades de la Fuerza Conjunta (FC) que deberán estar en disposición de desarrollar las operaciones recogidas en los planes de operaciones (permanentes) y los de contingencia (reacción), además de los compromisos internacionales establecidos.
Las operaciones que desarrolla el Núcleo de la Fuerza Conjuntase clasifican en:
Permanentes:
De reacción:
Operaciones permanentes
La Fuerza Naval contribuye a las operaciones permanentes de vigilancia y control de los espacios de soberanía, ya se trate de los espacios marítimos o del espacio aéreo nacional, mediante la ejecución de los planes de operaciones correspondientes.
La Armada alista en el grado correspondiente y asigna a la estructura operativa las fuerzas necesarias para la ejecución de dichos planes. Los medios puestos a disposición pueden ser muy variados y comprenden tanto cuarteles generales como buques y unidades.
Para la permanente de Vigilancia y Seguridad Marítima (VSM), la Armada aporta el Mando de Vigilancia y Seguridad Marítima (MVSM, que recae en el ALFLOT) directo responsable del planeamiento, conducción y seguimiento de las operaciones de vigilancia y seguridad de los espacios marítimos de soberanía, responsabilidad e interés nacional. Además, podría asignar a la estructura operativa de las FAS, en los grados de alistamiento requeridos, los centros y unidades de la FAM, así como algunas de la FAN y la FIM, en particular, las unidades especializadas con que cuentan estas fuerzas (equipos de desactivación de explosivos, equipos de buceadores, unidades aéreas embarcadas, aeronaves para vigilancia marítima, equipos de guerra naval especial o equipos operativos de seguridad de Infantería de Marina).
Para la operación permanente de defensa del espacio aéreo, la Armada podría asignar a la estructura operativa, en los grados de alistamiento requerido, buques de la FAN con capacidad de Defensa Aérea.
Operaciones de reacción
La Fuerza Naval contribuye igualmente a las operaciones de reacción del NFC, que pueden ser de defensa del territorio, o de actuaciones fuera del territorio nacional, ya sean operaciones nacionales expedicionarias y operaciones combinadas con aliados o socios (OTAN y UE).
Operaciones de defensa del territorio
Esta es la situación más exigente que requiere del concurso de toda la Fuerza Naval, como parte de la FC, para contribuir a la acción conjunta en la defensa del territorio nacional, de acuerdo con los diferentes planes de contingencia y alianzas en vigor.
Operaciones nacionales expedicionarias
Para este tipo de operaciones, la Fuerza Naval contribuye al NFC con los medios de la FAN, FIM o FAM que determine el JEMAD. Entre ellos se incluyen buques de superficie, submarinos, aeronaves, unidades de Infantería de Marina y diversos cuarteles generales.
Operaciones combinadas con aliados o socios
La Fuerza Naval contribuye a estas operaciones combinadas con medios similares a los que aporta a las operaciones nacionales expedicionarias del apartado anterior.
Entre estos compromisos internacionales con socios y aliados se incluye la contribución a las estructuras de fuerzas de la OTAN (tanto a las fuerzas permanentes como a la Fuerza de Reacción de la alianza ( Fuerzas oermanentes como las “Standing Groups” y de reacción como las “NATO Response Forces” o NRF)) y la UE (dentro de las capacidades de reacción rápida de la Unión Europea (Como es el caso de los “European Union Battlegroups”, ya citados, en el marco de la SIAF)) así como otros compromisos derivados de participación en agrupaciones y fuerzas multilaterales (como EUROMARFOR) o bilaterales (como SIAF).
La preparación y el alistamiento de las unidades de la Fuerza Naval dependerán del escenario de actuación donde se desarrolla la misión. El escenario operativo es una combinación de dos elementos, intensidad y ambiente. La “Intensidad del entorno” se define en la Doctrina para la Acción Conjunta de las Fuerzas Armadas (PDC-01) como “el nivel de oposición militar, o de violencia organizada presente en la zona de operaciones”. En el ámbito de este COPNAV, y de acuerdo con la PDC-01, se consideran los escenarios genéricos de alta, media y baja intensidad que a continuación se analizan.
Es preciso tener también en cuenta el ambiente en el escenario operativo, que puede ser permisivo, incierto u hostil, dependiendo del nivel de aceptación del gobierno y población local, y consecuentemente del grado de resistencia que se hace a la presencia de una fuerza que actúa en dicho territorio. La combinación de ambos elementos, intensidad y ambiente, permite definir el escenario en que se desarrollará la misión. Para la preparación y alistamiento de las unidades de la Fuerza Naval se deben diseñar escenarios específicos orientados a la misión en los que se detalle la amenaza.
Escenarios de alta intensidad
“Son aquellos donde la oposición militar está organizada, con capacidades complementarias y coordinadas, adecuadas al entorno, y que actúan de acuerdo a unos principios de eficacia. En los escenarios de alta intensidad predominan las operaciones de combate convencional, aunque pueden combinarse con acciones de tipo asimétrico.”
En las operaciones en escenarios de alta intensidad, la Fuerza Naval debe estar preparada para llevar a cabo acciones ofensivas y defensivas para derrotar o imponerse al adversario en un combate convencional.
Las amenazas principales para la Fuerza Naval en este tipo de escenario son los submarinos y las unidades de superficie, aéreas y terrestres con alta capacidad ofensiva en ambientes electrónicamente saturados. Las unidades del adversario podrán hacer uso de sistemas ofensivos de altas prestaciones como los misiles anti-buque sofisticados. En estos escenarios el potencial adversario podrá llegar a emplear armas químicas, biológicas o radiológicas proyectadas mediante el empleo de misiles balísticos de largo o medio alcance.
Escenarios de media intensidad
“Existe oposición de tipo militar, pero no está eficazmente organizada y coordinada. Puede producirse una alternancia entre operaciones convencionales limitadas y no convencionales, con predominio normalmente de estas últimas.”
Las amenazas más usuales en este tipo de escenario para las unidades de la Fuerza Naval son las unidades de superficie, aéreas y terrestres con capacidad ofensiva limitada. Además el adversario podrá usar misiles o cohetes portátiles desplegados tanto en tierra como en embarcaciones rápidas, medios ligeros de superficie o aéreos tripulados o por control remoto, los buceadores, las minas, los artefactos explosivos de circunstancia (IED) y los francotiradores. En estos escenarios, el potencial adversario también podría llegar a emplear armas químicas.
Las operaciones en tierra por fuerzas de Infantería de Marina, en este tipo de escenarios, pueden adoptar la forma de operaciones contra-insurgencia.
Escenarios de baja intensidad
“No existe una oposición militar organizada, pero sí puede desarrollarse violencia esporádica por parte de grupos armados o terroristas, y se realizan principalmente operaciones para garantizar la libertad de acción propia frente a amenazas no convencionales.”
Alistamiento y Preparación
La determinación del número de unidades en un determinado Nivel de Alistamiento reside en el Nivel Estratégico y responde a los requerimientos de fuerza de la cadena operativa. La estructura orgánica de la Armada tiene como objetivo alcanzar estos requerimientos de Nivel de Alistamiento de las unidades. Para asegurar la obtención de este Nivel de Alistamiento, las unidades deben pasar un proceso de certificación por los órganos evaluadores competentes de la Armada.
Para graduar el esfuerzo en la preparación de la Fuerza, misión fundamental del AJEMA, la Armada ha definido el concepto de Nivel de Alistamiento, concepto que emana tanto de la doctrina nacional conjunta como de la doctrina aliada.
El denominado Nivel de Alistamiento es, en realidad, un binomio: Disponibilidad y Capacidad Operativa:
Así, un buque con un Nivel de Alistamiento asignado A2, debe estar preparado para realizar en un plazo de 30 días operaciones en un entorno de intensidad media.
Finalmente, las unidades de la Armada tienen, intrínsecamente, un conjunto de áreas en las que aportan capacidad militar a la acción específica y/o conjunta. Con el objetivo de enfocar la preparación de estas unidades, la Armada puede centrar su alistamiento en determinadas áreas, conforme a un perfil de misión, y que no tiene por qué responder al conjunto de áreas en las que se alistaría a la unidad para una misión genérica en un escenario correspondiente a un nivel de intensidad del entorno determinado. Un ejemplo podría ser un escenario anti-piratería, de intensidad del entorno baja, en la que sólo algunas áreas de capacidad de la unidad son relevantes para la misión. En estas circunstancias, el Nivel de Alistamiento puede ser “orientado a misión”, lo que se denota añadiendo una “M” al binomio (ejemplo A3M).
Transferencia a la cadena operativa
El concepto de Disponibilidad en el ámbito conjunto se vale de la definición del Readiness Category OTAN, concepto de empleo obligado en las Fuerzas Armadas y que puede variar desde el RC 1 (2 días) hasta el RC 9 (180).
Existe cierto paralelismo entre las RC y las Disponibilidades empleadas por la Armada en el ámbito de la preparación. Así, la disponibilidad ALFA se corresponde con la RC5 y la BRAVO con la RC9. La Disponibilidad CHARLIE y DELTA son de aplicación exclusiva para la cadena orgánica, al tratar de plazos de tiempo muy dilatados. En cuanto a las RC de ámbito inferior a 30 días, éstas están en el ámbito de empleo de la fuerza, y no de su preparación. En el caso de que, pese a ello, fuera necesario que la cadena orgánica emplee Disponibilidades inferiores a 30 días, la manera adecuada sería mediante el “Notice to Move” correspondiente.
En referencia a la Capacidad Operativa, su correlación con la Intensidad del Entorno es plena, y ha sido explicada en el punto anterior.
Acrónimos | Significado |
---|---|
A2/AD | Anti Access Area Denial |
AAW | Anti Air Warfare |
ACINT | Inteligencia Acústica |
AJEMA | Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada |
ALFLOT | Almirante de la Flota |
ALMART | Almirante de Acción Marítima |
ALNAV | Almirante de Acción Naval |
ASUW | Anti Surface Warfare |
ASW | Anti Submarine Warfare |
ARD | Agrupación Reforzada de Desembarco |
BAC | Buque de Apoyo de Combate |
BAM | Buque de Acción Marítima |
BMD | Ballistic Missile Defence |
BRIMAR | Brigada de Infantería de Marina |
C2 | Command and Control |
C4ISTAR | Command, Control, Communications, Computers, Intelligence, Surveillance, Target Acquisition, Reconnaissance |
CATF | Commander Amphibious Task Force |
CBRN | Chemical, Biological, Radiological, Nuclear |
CIFAS | Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas |
CIS | Communication and Information Systems |
CISE | Common Information Sharing Environment |
CLF | Commander Landing Force |
COMARCART | Mando de Acción Marítima de Cartagena |
COMARDIZ | Mando de Acción Marítima de Cádiz |
COMARFER | Mando de Acción Marítima de Ferrol |
COMGEIM | Comandante General de la Infantería de Marina |
COMGRUP-X | Comandante del Grupo de Acción Naval X |
COMINT | Inteligencia de Comunicaciones |
COMSUBMAR | Comandante de la Flotilla de Submarinos |
CON | Centro de Operaciones Navales |
COPNAV | Concepto de Operaciones Navales |
COVAM | Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima |
CTG | Commander Task Group |
DDN | Directiva de Defensa Nacional |
DIME | Diplomatic, Information, Military, Economic |
DPD | Directiva de Política de Defensa |
DPM | Directiva de Planeamiento Militar |
ELINT | Inteligencia de Emisiones Electromagnéticas |
EOS | Equipo Operativo de Seguridad |
EUROMARFOR | European Maritime Force |
EVIEST | Escuadrón de Vigilancia del Estrecho |
EW | Electronic Warfare |
FAM | Fuerza de Acción Marítima |
FAN | Fuerza de Acción Naval |
FAO | Fuerza Anfibia Operativa |
FAS | Fuerzas Armadas |
FC | Fuerza Conjunta |
FCSE | Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado |
FD | Fuerza de Desembarco |
FGNE | Fuerza de Guerra Naval Especial |
FHQ | Force Headquarters |
FIM | Fuerza de Infantería de Marina |
FLS | Forward Logistic Site |
FN | Fuerza Naval |
FUPRO | Fuerza de Protección |
GEAT | Grupo Embarcable de Apoyo Técnico |
GETEAR | General del Tercio de Armada |
IED | Improvised Explosive Device |
IMINT | Inteligencia de Imágenes |
IMO | International Maritime Organization |
IRV | Inteligencia, Reconocimiento y Vigilancia |
ISR | Intelligence, Surveillance, and Reconnaissance |
ISTAR | Intelligence, Surveillance, Target Acquisition, Reconnaissance |
JEMAD | Jefe de Estado Mayor de la Defensa |
LCM | Landing Craft Mechanised |
LHD | Landing Helicopter Deck |
LPD | Landing Platform Dock |
MCC | Maritime Component Command |
MCCIS | Maritime Command, Control and Information System |
MCM | Mine Counter Measures (Medidas Contra Minas) |
MHC | Minehunter Coastal |
MSA | Maritime Situational Awareness |
MSO | Maritime Security Operation |
MVSM | Mando de Vigilancia y Seguridad Marítima |
MW | Mine Warfare |
NEO | Non-combatant Evacuation Operation |
NFC | Núcleo de la Fuerza Conjunta |
NRF | NATO Response Force |
ONU | Organización de las Naciones Unidas |
OPV | Offshore Patrol Vessel |
OTAN | Organización del Tratado del Atlántico Norte |
PDC | Publicación de Doctrina Conjunta |
PMESII | Political, Military, Economic, Social, Infraestructure, Information |
RPAS | Remotely Piloted Aircraft System |
SIAF | Spanish-Italian Amphibious Force |
SMCM | Sistema de Mando y Control Militar |
SNMCMG | Standing NATO Mine Countermeasures Group |
SNMG | Standing NATO Maritime Group |
SOCC | Special Operations Component Command |
SOMTG | Special Operations Maritime Task Group |
SOTU | Special Operations Task Unit |
TEAR | Tercio de Armada |
UAV | Unmanned Air Vehicle |
UE | Unión Europea |
UNCLOS | United Nations Convention on the Law of the Sea |
VSM | Vigilancia y Seguridad Marítima |